En Egipto las plañideras vestían túnicas que les dejaban los pechos descubiertos y usaban el pelo suelto, en Grecia portaban un velo negro, en Roma no lloraban pero sí rompían dramáticamente sus prendas de vestir.
Una plañidera es una mujer a la que le pagan por llorar en los funerales, el origen de su nombre viene del verbo plañir, que es un sinónimo de sollozar. Desde cientos de años atrás en diversas civilizaciones estas mujeres han sido contratadas en los velorios donde no habían muchos asistentes, los servicios variaban desde la presencia silenciosa, pasando por el llanto discreto hasta llegar a niveles seriamente dramáticos como gritos desconsoladores, fuertes golpes de pecho o tirarse los cabellos, todo con el fin de darle una digna despedida al recién difunto.
Foto: Wikimedia CommonsOtra de las funciones importantes por las cuales eran contratadas era porque se creía que el llanto en este tipo de ceremonias libraban el alma del muerto de todo pecado, facilitando su entrada al paraíso o a la otra vida. Cuando el entierro terminaba, las plañideras cobraban su trabajo con dinero o víveres como harina, trigo o yerba.
Generalmente eran mujeres viudas o sin familia por circunstancias diversas, mayores de treinta años y menores de cincuenta. Vestían siempre elegantemente de luto y se contrataban por grupos de tres. En los funerales contaban con un lugar estratégico para dramatizar su presencia y actuación.
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En la actualidad
Este servicio sigue siendo vigente en países como Taiwan, donde se tiene la creencia que los difuntos requieren una despedida escandalosa para alcanzar la otra vida. Liu Jun-Lin, de 30 años, es la llorona más famosa de Taiwán, sus servicios son tan populares que diariamente atiende de dos a tres funerales de desconocidos junto con su hermano, A Ji, quien se encarga de tocar música tradicional con instrumentos de cuerda. Este par de hermanos han continuado con la tradición familiar funeraria desde los 11 años, los jóvenes han logrado prosperar en la industria del llanto, a la fecha cuentan con un equipo de 20 mujeres.
Podría parecer un oficio similar al de la actuación, pero es mucho más complicado que eso, la plañideras tienen que sentir el dolor de la familia para poder transmitirlo de manera respetuosa con dramatismo, además de saber manejar las emociones de los demás asistentes y en algunas ocasiones dar consuelo o alivio.
Foto: El Sol de PueblaEn México, la presencia de las plañideras indicaba cariño y estima al difunto, ya que se acostumbraba hacer una cooperación entre familiares y amigos cercanos para pagar a estas mujeres, por lo tanto, mientras más había de ellas, significaba que el difunto había sido una persona buena y querida.
Actualmente el negocio del llanto sigue estando vigente en algunas poblaciones; algunas mujeres han pasado de las representaciones dramáticas a cobrar por rezo del rosario, algunas otras ofrecen sus servicios de cocineras o meseras exclusivamente en funerales y otras intercambian su presencia con pago en especie, es decir, con cualquier manjar o bebida que sirvan en el funeral.
En portada: Flickr – Qamar