“Sí, los cometas son realmente aterradores, pero por nuestra estupidez”.
Cassendi, 1650
El cielo resguarda con recelo tantos secretos como estrellas sobre el firmamento. De estos múltiples secretos destaca uno que por su belleza y rareza resalta de los demás y desde sus primeros avistamientos, los cometas han sido motivo de incertidumbre para los seres humanos.
Son pocos aquellos que no consideran a los cometas como símbolos de cataclismos, suerte, fortuna, o como señales de buenos augurios. Sus alargadas melenas asemejan a luminosos leones corriendo sobre la oscuridad de la noche. Su presencia alimenta la curiosidad de cualquier testigo.
A partir de su observación, los astrólogos han demostrado que su trayectoria es elíptica alrededor del Sol, al igual que los planetas. Se cree que la bodega de estos magníficos cuerpos de luz se encuentra a cien mil años-luz de nuestro Apolo.
En China y en el Japón se refieren a ellos como “estrellas-escoba”.
En la antigua Babilonia, los cometas eran considerados como signos de buen o mal augurio. Se creía que la presencia de un cometa traería la lluvia. Si éste desaparecía por el Sur, la cosecha de sésamo sería buena, y si subía por el Nort,e el trigo no crecería.
“Levantando los ojos, David vio al ángel de Dios que se sostenía entre el cielo y la tierra con espada en mano y tendida sobre Jerusalén.” Este pequeño fragmento de la Biblia hace referencia al conocido cometa descubierto por Edmundo Halley, cuando pasó en una ocasión por el año 1005 antes de Cristo. Se cree también que la Estrella de Belén no era más que un cometa que cumplía con su trayectoria determinada. Otros momentos bíblicos como el diluvio o el paso del pueblo hebreo a través del Mar Rojo, son explicados a través de la presencia de estos seres.
Entre los millones y millones de estrellas que se encienden cada vez que el Sol se aleja, es difícil distinguir, sin la ayuda de un telescopio, la presencia de un cometa. Se sabe hasta ahora que su presencia es periódica. Personajes como Séneca exponían que sería útil obtener un catálogo de cada cometa existente sobre la faz del Universo para conocer sus trayectorias y, por tanto, las fechas cercanas a sus apariciones.
En el año 373 antes de Cristo, un terremoto que a su vez se convirtió en tsunami, devastó hasta la desaparición las ciudades de Hélice y Bura, al norte del Peloponeso. Este desastre se acreditó a los cometas debido a la idea aristotélica de pensar que anunciaban vientos y sequías.
Los cometas se han asociado también a la muerte de múltiples personajes históricos. En el año 43 antes de Cristo, un brillante cometa apareció sobre la ciudad de Roma. El paso del astro coincidió con la muerte de Julio César. Los romanos creyeron que los cometas representaban el alma del César que había sido acogida por el cielo.
La presencia de cometas ha explicado muertes de otros personajes como Atila, el último gran caudillo del ejército huno y Mahoma, profeta fundador del Islam.
El conocimiento actual sobre los cometas es más preciso, pero no por ello deja de atribuirse ciertos rasgos de irracionalidad. En el siglo pasado, el 4 de febrero de 1910, en Francia, una lluvia de estrellas se combinó con la presencia de un cometa al caer la tarde. La población aseguraba que dichos proyectiles eran del tamaño de un melón y que incluso, algunos habían sido recogidos. A este cometa se le hizo culpable de la terrible inundación de París en 1910.
En nuestros días, los cometas son descritos como cuerpos celestes constituidos principalmente por Hielo, y dan vueltas alrededor del Sol siguiendo diferentes trayectorias elípticas, parabólicas o hiperbólicas. Los cometas forman parte del Universo como hermanas mayores de las estrellas. La astronomía actual le ha dado un significado cuadrado y aburrido al sentido de los cometas, pero con un poco de creatividad podemos entender su presencia como mejor se nos ocurra y convenga.
Así pues queda por decir, en términos meramente románticos, que si la magia existe podría brindarnos el poder de habitar un cometa para conseguir viajar a través de los múltiples e inexplorados lugares que se esconden entre las estrellas.