“Cuenta la leyenda que la diosa Párvati, esposa del dios Shiva, dio a luz a un niño hermoso al que amó desde el primer momento. A éste le dio el nombre de Ganesha. La diosa le concedió a su hijo la tarea de cuidar la puerta para que nadie entrara mientras ella tomaba un baño. Ganesha obedeció a su madre y no dejó pasar a nadie que ella no permitiera. Cuando Shiva quiso entrar, Ganesha no lo reconoció y le negó la entrada. Con un movimiento de su espada, Shiva cortó la cabeza del niño. Párvati, al ver lo sucedido, quedó destruida. Shiva buscó compensarla, por lo que mandó a su ejército a buscar una cabeza de algún ser vivo que se encontrara en su camino. El animal que se convirtió en donador fue un elefante, conocido por ser una de las criaturas más sabias. La cabeza fue colocada en el cuerpo de Ganesha y con la ayuda de Shiva, volvió a la vida”.
De acuerdo a la leyenda anterior, esa fue la primera reconstrucción facial que se llevó a cabo en el mundo. En la cultura del hinduismo, la cara y la nariz son de gran importancia. La relevancia de éstas se puede ver en leyendas como la de uno de los dioses más queridos. Además de las muchas decoraciones que se observa en la cara de la gente, ya sean piercings en la nariz o el bindi (punto colocado en la parte central de la frente).
Pero, ¿qué pasaría si la importancia de éstas hubiera sido tanta, a tal grado que en la India se buscaría modificar su forma y arreglarlas?
Hoy, es más común escuchar que alguien se somete a alguna cirugía de este tipo. Las herramientas aparecen y como si se tratara de la edición de una fotografía digital, el bisturí borra, corta y pega. El resultado: una imagen distinta. Muchos dirán que más bella, otros que artificial. Pero, ¿por qué nos operamos? ¿Por qué si hay algo de nuestro cuerpo que no nos gusta decidimos modificarlo?
Desde hace siglos, las narices han representado orgullo y respeto para muchos hombres de la India. Por ello, en la antigua India, amputar la nariz fue un castigo recurrente para las mujeres que practicaban el adulterio. Era también común que muchos hombres perdieran la nariz en el campo de batalla, esto se hacía para ridiculizar al enemigo y mostrarlos como débiles. De ahí surgirían los inicios de la cirugía plástica. Una que más tarde tomaría una importancia mucho más estética.
Fue alrededor de 1500 a.C. que se practicaron los primeros injertos de piel, las rinoplastias y las primeras cirugías plásticas. Se han encontrado sánscritos que datan del siglo 6 a.C. En éstos, el cirujano hindú Sushruta habla de los procedimientos llevados a cabo durante aquella época, y, que hoy representan las bases de la medicina tradicional hindú.
En los sánscritos el médico explica el procedimiento para realizar las cirugías. Habla de cómo a los pacientes se les daba vino antes de la operación para relajarlos y que pudieran resistir más al dolor. Además de cómo llevaba a cabo una cirugía de nariz, y utilizaba dos palos de madera para liberar los conductos de aire y que así el paciente pudiera respirar. Asimismo, especifica cómo se debe tratar una herida y realizar otros procedimientos como el injerto de tejido u operar el labio leporino.
Sushruta se encargó de cubrir la gran demanda de quienes querían someterse a cirugías de este tipo. Y más tarde, serían otros cirujanos quienes se encargarían de seguir con la tarea de Sushruta.
En la actualidad, de acuerdo a la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos Estéticos, India ocupa la posición No.8 en el mundo de los países con mayor número de cirugías. Con más de 466,000 procedimientos quirúrgicos al año, y otros como la aplicación de Botox, India no ha perdido su estatus en cuanto a operaciones se refiere.
Hoy, realizarse una cirugía plástica ya no resulta sorprendente. Sin embargo, para la época en la que la medicina no tenía los avances que hoy vemos, es de gran reconocimiento lo que se logró en aquellos años.
“Desde entonces Ganesha tiene una panza redonda, cuatro brazos y una cabeza de elefante con una trompa larga y orejas grandes. Con la cabeza de elefante, que es un animal muy inteligente, es considerado como el dios más inteligente. Ganesha representa la unidad del Pequeño Ser: el hombre, con el Gran Ser: el elefante. Es la mezcla del microcosmos y el macrocosmos. De la gota de agua con el océano. Y del alma individual con la divinidad”.
Leyenda del Shiva Purana
***
Referencias:
Chandra, Suresh. “Encyclopaedia of Hindu Gods and Goddesses”. Sarup & Sons. Nueva Delhi, 2001
http://www.ozy.com/flashback/the-birthplace-of-plastic-surgery/3814