El hallazgo de restos de un mural y otros materiales en la Plaza de las Columnas, en Teotihuacan, al noreste de la Ciudad de México, indican que la élite de la civilización maya residió durante algunas temporadas en la “Ciudad del Sol”.
Durante muchas décadas, los arqueólogos han encontrado ejemplos ocasionales de artefactos y arquitectura de estilo teotihuacano en los sitios mayas, lo que ha llevado a especular sobre la relación entre estas dos culturas. Esa relación se evidenció en el año 2000, cuando el epigrafista David Stuart publicó su interpretación de un texto jeroglífico de la Estela 31, un monumento de la ciudad maya de Tikal que parecía describir su conquista en el año 378 d. C., por ciudadanos de Teotihuacan.
Teotihuacan fue ocupada por primera vez en el año 100 a. C. y se convirtió en una de las ciudades más grandes del mundo, antes de su colapso en el año 650 d. C. Los nuevos hallazgos de esta antigua ciudad arrojan luz importante sobre la compleja relación que los habitantes de Teotihuacan tenían con sus muy lejanos vecinos, los mayas.
Foto: Revista Arqueología MexicanaEn el siglo IV d.C., las ciudades mayas todavía eran relativamente pequeñas, por lo que no era difícil imaginar que Teotihuacan pudiera haber tenido alguna influencia política o militar sobre sus vecinos, los nuevos hallazgos anunciados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han revelado la presencia del pueblo maya en Teotihuacan, aun antes de la invasión de Tikal, lo que agrega más capas de complejidad a esta historia.
Estos hallazgos fueron presentados por el arqueólogo Nawa Sugiyama, quien junto con un equipo internacional de arqueólogos documentaron numerosos pruebas de presencia maya, en un grupo conocido como La Plaza de las Columnas en Teotihuacan. Estas pruebas incluían tanto restos humanos, como tipos distintivos de artefactos, en un depósito que llamaron Ofrenda A1. Varios de estos restos mostraban signos de modificaciones craneales y dentales, que eran comunes entre la élite maya, pero que no se encuentran típicamente entre la gente de Teotihuacan.
Foto: INAHEl INAH señaló que estos hallazgos confirman la relación entre las dos culturas, que estaban geográficamente separadas por mil 300 kilómetros. Los materiales, que incluyen fragmentos de cerámica maya, una rica ofrenda de consagración y un depósito compuesto por miles de restos óseos humanos de individuos sacrificados, fueron encontrados en esa zona, entre las pirámides del Sol y la Luna, al oeste de la Calzada de los Muertos. Así se puede leer en el comunicado del INAH:
«Textos epigráficos localizados en urbes como Tikal, en el Petén guatemalteco, refieren el contacto que ambas culturas sostuvieron hacia el siglo IV de nuestra era, sin embargo, poca evidencia de la misma se había encontrado en la gran metrópoli del Altiplano mexicano, hasta hoy, donde nuevos hallazgos apuntan a la residencia de la élite maya en La Ciudad de los Dioses».
En otra ofrenda, los arqueólogos encontraron lo que parecían ser los restos de una gran fiesta. Estos incluyeron grandes restos de comida y más de 10 mil piezas de cerámica rotas, todas depositadas en diez metros cuadrados. Sin embargo, solo el 68 % de la cerámica parece haber sido de Teotihuacan. Gran parte de los hallazgos restantes de la cerámica estaba decorada con motivos mayas y, por lo tanto, presumiblemente se trajo al sitio desde grandes extensiones. Los restos de comida también incluían rastros de plantas de tabaco y yuca, que probablemente también fueron traídas de fuera del centro de México.
Finalmente, los excavadores encontraron fragmentos de un mural pintado asociado con una estructura dentro de La Plaza de las Columnas. Al igual que los motivos de la cerámica, estos fragmentos de murales exhibían motivos mayas que no se encuentran típicamente en Teotihuacan.
Foto: INAHLa datación por radiocarbono, realizada por los arqueólogos, sugirió que los restos humanos encontrados en la Ofrenda A1 son de aproximadamente 300 a 350 d.C., y que el mural que exhibe motivos mayas parece haber sido destruido entre 350 a 450 d.C. Estas primeras fechas sugieren tentadoramente interacciones entre los mayas y Teotihuacan antes de la invasión de la ciudad de Tikal en 378 d. C.
Es difícil comprender completamente interacciones humanas como éstas, a través de los escasos restos del registro arqueológico. Sin embargo, está claro que los hallazgos en Teotihuacan han demostrado que la relación entre estas culturas antiguas era más compleja de lo que se suponía.
Te podría interesar:
Los 42 días en los que todos los muertos del inframundo pueden visitarnos
10 lugares sagrados para entender los secretos de la cultura maya
La colección secreta de falos prehispánicos del antiguo Museo de Antropología