Un total de 2 mil 224 pasajeros viajaron a bordo del Titanic, de los cuales sólo sobrevivieron 710 entre hombres, mujeres y niños quienes zarparon con ilusión sin saber lo que se avecinaba. Mucho se ha dicho de las personas quienes salieron con vida de uno de los accidentes más trágicos de la historia; sin embargo, poco se sabe de los perros que viajaron a bordo del trasatlántico.
Gracias a documentos emitidos por la empresa White Star (operadora de la nave) y por testimonios de las personas sobrevivientes, se sabe que fueron 12 perros los que viajaron en el Titanic, todos pertenecían a pasajeros de primera clase, pues sólo ellos tenían el derecho de transportar a sus mascotas. Los dueños sacaron pólizas de seguros para sus perros, las que finalmente no fueron pagadas. Los canes fueron parte del glamour de sus dueños, y les hicieron caniles con calefacción y comodidades. Los animales también contaban con un servicio de paseo.
Sólo tres de los 12 perros sobrevivieron al naufragio al abordar alguno de los primeros botes de rescate.
Sun Yat Set, un pekinés que viajaba con Henry Harper y con su esposa Myra, pertenecientes a la familia de la firma editorial de Nueva York: Harper & Row, fue rescatado en uno de los primeros botes.
Lady, una pomerania que pertenecía a Margaret Hays, corrió con suerte, al igual que su dueña, y ambas subieron al séptimo bote salvavidas. El resto de las personas que acompañaban a Hays aseguraron que la perra había sido escondida entre la ropa de su dueña, haciéndola pasar como un bebé, gracias a eso las dos llegaron a su destino: Nueva York.
También sobrevivió otro pomerania, no se conoce su nombre pero era propiedad de Elizabeth Barret Rothschild, quien viajaba con su esposo Martin Rothschild.
Entre los desafortunados perros que encontraron la muerte en el barco están: un chow-chow, campeón de belleza.
Jacob Astor tenía un airedale terrier llamada Kitty, este hombre fue quien liberó a los perros de los caniles cuando el Titanic se hundía, aunque Astor no logró sobrevivir; murió a lado de su perra. Su esposa embarazada se salvó en el bote número cuatro.
William Carter llevó consigo a un viejo airedale terrier, un king charles spaniel y un mestizo de raza pequeña; sin embargo, ninguno de sus canes sobrevivió, por lo que Carter demandó a la compañía por sus mascotas y también por la pérdida de un Renault, el auto original aparece en la película de James Cameron durante la escena de amor entre Jack y Rose. El juicio por parte de Carter hacia la compañía fue uno de los más sonados en aquella época.
Anne Isham, otra de las pasajeras, se negó a subir al bote salvavidas sin el gran danés que la acompañaba. Cuatro días después del hundimiento del Titanic, el buque “Bremen”, que pasaba por el mismo lugar del naufragio, reportó haber observado el cuerpo de una señora bien vestida abrazada a un perro.
Gamin de Pycombe, un bulldog francés, no logró sobrevivir al hundimiento, pero su dueño sí, así que éste exigió a la empresa propietaria del barco que le devolvieran el dinero que había pagado por el perro, una cantidad exagerada en aquellos tiempos.
Se dijo que el capitán de “la tragedia del siglo” era un amante de los perros. De hecho, se había planeado un desfile canino para el 15 de abril, el mismo día en que el Titanic naufragó. Los testimonios indicaron que había otros perros a bordo: un borzoi, un galgo y un fox terrier, pero nadie lo confirmó nunca.
Días después del naufragio, el periódico New York Herald publicó un artículo en el que un marinero del buque “Carpathia”, el primero en llegar a la zona del accidente, aseguraba que un terranova llamado Rigel había ayudado a rescatar algunos náufragos, el perro pertenecía a un oficial del barco. El relato cuenta que de no haber sido por el animal, los sobrevivientes del bote salvavidas no lo hubieron logrado, pues estaban perdidos en la oscuridad y el perro ladró hasta que el capitán del buque lo escuchó. La hazaña nunca ha sido documentada oficialmente por algún historiador.