Desde que Lázaro Cárdenas dejara el Castillo de Chapultepec y eligiera una nueva residencia en 1935, el complejo oculto en el costado suroriental del Bosque de Chapultepec ha sufrido toda clase de modificaciones. Emblema del presidencialismo en México y de la multiplicidad de barreras –incluso físicas– que existen entre la clase política y la gente de a pie, la residencia oficial de Los Pinos guarda un hermetismo incluso inaccesible para algunos de sus habitantes. Conoce los datos más curiosos de este recinto:
Cerrada al público
De 2000 a 2012, una mínima sección de la residencia oficial de Los Pinos fue abierta al público para fines turísticos. El breve recorrido que contemplaba el acceso principal y un paseo por los salones que están en desuso en la actualidad desapareció cuando llegó al poder Enrique Peña Nieto. La Casa Blanca de los Estados Unidos, la Casa Rosada en Argentina y el Palacio de la Moneda en Chile son algunas de las residencias oficiales que están abiertas al público actualmente.
Nadie puede sobrevolar Los Pinos
El Manual de Publicación de Información Aeronáutica en México prohíbe a helicópteros, drones y cualquier tipo de aeronave volar por encima del área de más de 100 mil metros cuadrados que compone la residencia oficial del titular del ejecutivo.
Un laberinto estratégico
Enclavada en la zona sur del Bosque de Chapultepec, la residencia está ubicada estratégicamente y la dificultad para acceder a ella ha aumentado con el paso de los años gracias a los retenes de seguridad que operan 24/7 en cada una de sus entradas. Al mismo tiempo, los trazos de los senderos y calzadas dentro del Bosque brindan un sinfín de opciones a quienes están dentro para entrar y salir de la residencia con discreción. Es posible cruzar Chapultepec por dentro y entrar o salir por Avenida Constituyentes, Calzada Chivatito, Paseo de la Reforma, Campos Elíseos, entre otras vialidades.
Un salón para fiestas de lujo
No son pocos los eventos fastuosos que se han organizado al interior del complejo presidencial. Bodas, cumpleaños y otras celebraciones se han llevado a cabo en sus más de ocho décadas como residencia oficial. Luis Miguel ha sido uno de los artistas más invitados a cantar en fastuosos eventos dentro de Los Pinos: en 1981 asistió por primera vez para amenizar la boda de Paulina López Portillo, hija del otrora mandatario priista y siete años más tarde volvería para cantar en el festejo de XV años de Cecilia Salinas, hija de Carlos Salinas de Gortari.
Campo de golf y otros lujosos caprichos
Cancha de tenis, alberca olímpica, campo de golf y un boliche. Se trata de un enorme complejo reformado a petición de las exigencias y gustos de cada mandatario. Según El Universal, además de estos lujos, Los Pinos cuenta con «peluquería, consultorio dental, pistas para correr, gimnasio, cuarto de masajes y un paseo de esculturas que rinde culto a los propios mandatarios».
La mansión priista
Los Pinos está conformada por cuatro casas de distintos estilos y tamaños: la principal es la Residencia Miguel Alemán, una casa de tres niveles con escalinatas y que al exterior emula la estructura de la Casa Blanca. Ha sufrido toda clase de modificaciones desde su construcción a petición de Miguel Alemán; desde elevadores y un gimnasio y boliche al interior, hasta la construcción de arcos que conectaran los salones contiguos. Ha sido el hogar de todos los presidentes priistas (exceptuando a Adolfo López Mateos) desde su creador y hasta Enrique Peña Nieto.
