¡Viva la independencia!, ¡viva la América!, ¡muera el mal gobierno!
Patriota mexicano conocido también con el sobrenombre de El cura Hidalgo; considerado como el padre de la patria mexicana e iniciador de la lucha por la Independencia de México. Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor nació en la hacienda de Corralejo, cerca de Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753. Hijo segundo de don Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de la hacienda de San Diego Corralejo, y de doña Ana María Gallaga Mandarte.
A los 12 años se marchó a la ciudad de Valladolid a estudiar con los jesuitas, pero al ser estos expulsados en 1767, se asiló en la ciudad de México, donde estudió teología, filosofía y artes. A los 39 años Miguel Hidalgo fue nombrado Rector del Colegio de San Nicolás, dedicándose por completo al estudio de las teorías liberales que revolucionaron Europa, así como a la capacitación de los indígenas a quienes les enseña apicultura y el cultivo de la vida y la crianza del gusano de seda, a la vez organiza una curtiduría de pieles y una orquesta.
En 1808, la invasión a España por las tropas napoleónicas y la consiguiente deposición de su monarca Carlos IV, y de su hijo Fernando VII, generaron gran oposición tanto en España como en América. Surgieron entonces numerosos grupos de intelectuales que discutían la soberanía y la forma de gobierno. En 1809, Hidalgo se unió a una de esas sociedades secretas, formada en Valladolid, cuyo fin era reunir un congreso para gobernar el Virreinato de la Nueva España en nombre del rey Fernando VII; los conjurados planeaban levantarse en armas contra el virrey de la Nueva España el primero de octubre de 1810, pero fueron descubiertos a mediados de septiembre. Hidalgo y otros conspiradores lograron ponerse a salvo gracias al aviso de Josefa Ortiz de Domínguez y se trasladaron a Querétaro, donde Hidalgo se reunió con Ignacio Allende y así inicia la historia que se cuenta en los libros.
La historia del hombre que liberó a los mexicanos de la colonia española, pero que cayó preso de sus propios ideales: juzgado y condenado por blasfemo, por no ser obediente y por desafiar a lo que le tocaba vivir, no podría estar completa sin antes mencionar el lado “oscuro” de “El cura” Miguel Hidalgo.
Todos los mexicanos conocen a Miguel Hidalgo como el gran padre de la independencia mexicana. Pero lo que pocos conocen de él es que tenía carácter alegre, amor por las mujeres, los toros, el vino, el teatro y la literatura francesa. Miguel Hidalgo no era un sacerdote ortodoxo, tenía más de una amante y por lo menos cinco hijos, pero pocos saben que también permitió que se cometieran -y él mismo cometió- crímenes atroces; que disfrutaba matar con saña a sus enemigos; que se enemistó con sus aliados y que más de una vez olvidó que su causa era la Independencia de México.
Para reflejar su historia integral y el “lado oscuro” del más popular héroe de la Independencia, más conocido por el grito con el que llamó a la insurgencia el 15 de septiembre de 1810, el escritor, novelista, cuentista y ensayista Eugenio Aguirre dedicó años de investigación para realizar una biografía de este personaje.
Aguirre explicó que su obra no sólo busca hablar “de ese hombre del que cuentan los libros de historia, la historia oficial”, sino también de “los desmanes que cometía Hidalgo, de su lado oscuro, de su permisividad para que los insurgentes cometieran saqueos y asesinatos de inocentes, sus titubeos en las batallas, su falta de pericia como estratega militar”. “Era un hombre de mucha luz, muy divertido, amante del teatro, culto, sensible a los problemas sociales, brillante, pero también un ser humano con conflictos, internos, depresiones y caídas”.
Lo cierto es que Hidalgo era un hombre acaudalado que, como muchos, se vio afectado por las ambiciones de la Corona española que, con “impuestos absurdos”, los despojaba de sus riquezas. “Hidalgo nunca buscó la conspiración, nunca buscó la lucha insurgente, sino que fue la conspiración quien lo buscó y fueron por él, porque era un personaje querido por todos los estratos sociales. Pensaron que podría traer a la causa a los hombres ricos, poderosos de la Nueva España que podían dar dinero y ejércitos que habían formado en sus haciendas”.
Así, gracias a su carácter lúdico y extrovertido, Miguel Hidalgo encabezó la primera parte del movimiento independentista y tras una serie de derrotas, fue capturado y fusilado en Chihuahua en 1811.
En opinión de Eugenio Aguirre, el título de Padre de la patria le corresponde a José María Morelos, otro sacerdote y aprendiz de Hidalgo que en el ámbito militar terminó superando al maestro. “Morelos también tenía hijos y otros oscuros secretos, no era un hombre impoluto pero era el máximo estratega del movimiento. A él le debemos la mayoría de las victorias de la época”.
Agrega que, al igual que la Corona, el gobierno mexicano no ha sabido controlar ni atender los movimientos sociales opositores, ni ha logrado mantener la armonía entre la sociedad, marcada por la desigualdad.
Sin embargo, Aguirre cree que aún tenemos mucho que festejar este 15 de septiembre: “Festejar los hechos medulares de la historia me parece pertinente y afortunado. Los pueblos que han sabido reconocer el mérito de su gente más valiosa son los pueblos que se han desarrollado con mayor atingencia”.
El biógrafo sugiere no dejarse llevar “por las luces de colores y las costosísimas fiestas”, sino admirar con inteligencia a los líderes, “no necesariamente héroes, que le abrieron paso a esta gran nación”.