“Hay que asegurarse de que usamos todo nuestro talento, no solo el 25%. No dejes que nadie robe tu imaginación, tu creatividad o tu curiosidad. Es tu lugar en el mundo. Es tu vida y haz de ella lo que quieras ser”.
Mae C. Jemison
Había una vez, en una tierra no muy lejana llamada Chicago, una pequeña niña llamada Mae C. Jemison a la que le encantaba fabricar ropa para sus muñecas. Pensó que quizá de grande se convertiría en una gran bailarina, ya que amaba seguir los pasos al ritmo de la música. Después, una infección la hizo interesarse por el mundo de la medicina, y pensó que quizá de grande se convertiría en una científica que podría curar a las personas. Por otro lado, su interés en el espacio exterior y sus ganas de explorar lo desconocido también la hicieron querer viajar al espacio. En aquel entonces ella no lo sabía, pero al crecer se convertiría en todo eso que siempre soñó de niña. Mae sería la primera afroamericana en llegar al espacio.
Nacida en 1956, su amor por la ciencia la hizo llegar a Stanford con una beca para estudiar Química y Estudios Afroamericanos, debido a su gran capacidad intelectual y habilidades científicas. Sin embargo, la ciencia no era el único interés en la vida de Jemison, ya que además de poseer dotes para la ciencia, tenía un increíble talento para bailar. Destacó siempre entre las demás bailarinas y fue reconocida dentro de ese arte, lo cual la llevó a decidir entre dos carreras: la de convertirse en una bailarina profesional o una científica. Mae se decidió por lo segundo, pero siempre mantuvo consigo la disciplina y la práctica que le otorgaba la danza.
Después de hacer un doctorado en medicina y trabajar durante dos años como médico general, decidió convertirse en voluntaria en el cuerpo de paz, viajando a África para ayudar a los más necesitados. Además aprendió a hablar ruso, swahili y japonés. Sin embargo, faltaba un sueño por cumplir en su vida: viajar al espacio. Inspirada en el viaje de Sally Ride —primera mujer estadounidense en viajar al espacio—, Mae Jemison envió su solicitud para trabajar en la NASA, la cual fue aceptada. Fue entonces que se lanzó a una nueva aventura que marcaría su vida para siempre.
El proceso para convertirse en astronauta no fue fácil, pues los entrenamientos eran duros; pero después de un año de arduo trabajo se convirtió en la tripulante del siguiente transbordador espacial. Su misión era realizar experimentos a sus compañeros de viaje, para ver cómo funcionaban sus cuerpos en la ausencia de gravedad, por lo que pudo ser astronauta y médico al mismo tiempo. Lo primero que Jemison hizo al llegar a la órbita espacial fue realizar una rutina de baile en el espacio, había cumplido sus metas. Ella era ahora una bailarina en el espacio que además realizaba su trabajo como medico; y no sólo eso, era la primera mujer de color en llegar al espacio, lo cual la llenó de orgullo.
Después de un tiempo abandonó la NASA para dedicar su vida a curar enfermedades en África; y después se convirtió en la primera astronauta en actuar en un programa de televisión, apareciendo como invitada especial en la popular serie Star Trek. Su vida también se convirtió en motivo de admiración ya que no sólo se ha dedicado a curar enfermedades, sino también a motivar los sueños y el esfuerzo de aquellos que tienen anhelos por cumplir.
La vida de Mae C. Jemison es motivo de inspiración para muchas personas, nos demostró que podemos cumplir todas las metas que nos propongamos con esfuerzo y entrenamiento. La constante práctica y los objetivos bien definidos ayudan a formar a aquellos a los que tanto admiramos, y solemos pensar erróneamente que ellos simplemente nacieron dotados o con suerte; pero desconocemos que detrás hay una gran determinación y un montón de horas de trabajo constante.
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