“La gente tiene miedo de lo que no puede entender y odia lo que no puede conquistar”, escribió el autor británico Andrew Smith haciendo referencia a la necesidad humana de explicar aquello que lo rodea hasta que todo tenga sentido. Durante siglos la humanidad se mintió usando diferentes creencias superficiales como forma de darle sentido al mundo hasta que llegó la ciencia, pero, ¿qué pasa con aquéllo que ni siquiera los expertos pueden comprender?
El caso del Manuscrito Voynich es uno de esos fenómenos inexplicables cuya respuesta aún no se ha encontrado y mantiene a criptógrafos y científicos intrigados por su significado. Creado entre 1404 y 1438 en la Época Medieval, parece una colección extensa sobre conocimiento del cosmos, botánica, biología y medicina, pero está escrito y estructurado de tal forma, que ha sido imposible descifrar lo que dice o lo que significan sus extrañas ilustraciones.
Manuscrito Voynich
Llamado así por el hombre que lo redescubrió en 1912 después de comprarlo del Colegio Romano, institución donde había estado almacenado durante décadas, Wilfrid Voynich. Consiste en aproximadamente 116 páginas de 272 que pudo haber tenido originalmente y se asemeja a cualquier texto antiguo de la época, con la diferencia de que nada de lo que fue escrito parece tener sentido. Su misterio ha sido motivo de múltiples teorías por parte de la comunidad científica, pero en 100 años, ninguna ha sido confirmada.
Gran parte de la historia del texto desde que fue concebido es desconocida. Georg Baresch de Praga fue el primer dueño confirmado alrededor de 1690, quien tampoco pudo descifrar lo que contenía el documento. Sin embargo, existe registro de que el Emperador Rodolfo II del Santo Imperio Romano fue el primer poseedor de esta rareza. Algunos creen que la persona que se lo vendió pudo ser un estafador que creó una obra sin sentido, que pudiese pasar por obra del famoso filósofo y alquimista Robert Bacon, pero la edad confirmada del documento no respalda esta teoría.
¿Quién lo escribió?
Desde mediados de los 1600 se especulaba que Bacon lo había escrito. Además de ser filósofo era un talentoso lingüista que creía que las personas nacen con lenguaje, no lo adquieren. Asimismo, era visto como un mago por sus experimentos con la alquimia. Existen documentos que parecen indicar que John Dee, miembro de la corte de la Reina Isabel I de Inglaterra, pudo haber sido el vendedor de dicha reliquia al Emperador Rodolfo, pero ninguno de los diarios que mantenía afirman que tuvo en sus manos dicha posesión.
Klaus Steindl es un experto que propuso la teoría de que Jacobus Sinapius pudo ser el autor, ya que Rodolfo le indicó que hiciera inventario de sus jardines botánicos y su médico. Asimismo, algunos creen que Voynich es el original creador del manuscrito, pero los análisis científicos que indicaron la antigüedad del libro niegan estas teorías.
Un análisis más consistente con las pruebas científicas es el de Nick Pelling, quien sugiere que Antonio Averlino fue el responsable. El experto comparó los trabajos del arquitecto renacentista con los dibujos del manuscrito y encontró múltiples similitudes. Lo que aún se mantiene en duda es la razón de por qué escribiría en código.
¿Cuál era su propósito?
En lo que la mayoría está de acuerdo es que, de primera instancia, se asemeja a cualquier otro documento dedicado a enseñar sobre medicina medieval. Desde un registro de hierbas, alquimia y otros elementos relevantes de la época. Sin embargo, al ser analizado, poco cobra sentido. Las ilustraciones, que incluyen pequeños dragones y hacen representaciones claras de algunas plantas, lo hacen aún más críptico. A pesar de que algunas imágenes –como los símbolos zodiacales– son iguales a los que todos conocen, no existe clara solución. El texto no parece tener lógica al lado de los dibujos. Cualquier afirmación que se hace es mera especulación.
¿Es un engaño?
Gordon Rugg, Gavin Taylor y Robin McKie han afirmado que es posible que se trate de una burla con cientos de años de edad. Creen que el lenguaje pudo crearse usando sólo sufijos y prefijos de múltiples palabras en varios idiomas. Sin embargo, la fuerte dedicación y la estructura son demasiado complejas como para el tipo de documentos falsos que se creaban en la época. Melissa Hogenboom de la BBC concuerda en que los elementos que lo conforman son demasiado elaborados.
Por otra parte, Gerry Kennedy y Rob Churchill afirman que puede ser una muestra de glosolalia (lenguaje ininteligible) o arte complejo. El autor pudo haber tenido un golpe de creatividad o la necesidad de liberar su mente usando una especie de idioma “natural”, por ese motivo es incomparable con cualquier otro lenguaje del mundo.
El lenguaje natural parte de la idea de que las personas nacen con idioma. La persona que lo escribió pudo haber tenido su propio lenguaje, ajeno a cualquier otro y desarrolló el texto, sin saber que nadie más lo podía comprender o sólo para su uso personal. Jacques Guy, lingüista, sugiere que podría ser una mezcla de múltiples lenguajes asiáticos o europeos que se canalizaron dentro de un sólo personaje.
Es posible que nunca se solucione el misterio del Manuscrito Voynich. Pudo haber sido una explosión de creatividad, engaño o –a ojos de algunos– un ataque divino de lucidez. También es posible que sea un amplio estudio de la Tierra y su conexión con el cosmos.
Los expertos continuarán tratando de descifrarlo y aunque un día lo solucionen, se demostró que cuando existe un misterio, saldrán cientos de teorías superficiales para tratar de darle sentido a algo que en realidad causa miedo. Así nacieron religiones y es lo que nos mantiene caminando todos los días como en busca de un sentido.
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Referencias
BBC
“Evidence of linguistic structure in the Voynich manuscript using spectral analysis” de Gabriel Landini (2001)
“The Voynich Manuscript: The Book Nobody Can Read” de Klaus Schmeh. (2011)
“Voynich MS — Long tour: Known history of the manuscript” de René Zandbergen (2016)