El matrimonio arreglado es una unión que ha sido fuertemente criticada desde la perspectiva occidental, pues va en contra de los ideales de libre albedrío y de la concepción del amor que en el imaginario popular, se presenta como una decisión que se ejerce en completa libertad y convencimiento.
Existe una diferencia sustancial entre el matrimonio arreglado y el matrimonio forzado. El primero conlleva todo un ritual en el que los padres de los novios se conocen, entrevistan a los prospectos, los novios son presentados y en caso de estar de acuerdo se lleva a cabo la ceremonia; mientras que el matrimonio forzado se explica como una unión que si bien pueden conllevar el mismo rito, por lo general se lleva a cabo sin el consentimiento de uno o los dos novios, ya sea con fines comerciales, de conveniencia o por honor.
El matrimonio forzado es por sí mismo una problemática real que suele estar plagada de otros problemas, como la violencia doméstica y el abuso. Por lo general, estos contratos civiles suelen ser los matrimonios con menor éxito y más descontento, aunque no siempre les sea posible acceder al divorcio.
No obstante, cuando se trata del matrimonio arreglado, los índices de divorcio son muy bajos. De acuerdo con datos de Psychology Today, sólo 1 de cada 100 matrimonios indios termina en un divorcio al tiempo que la satisfacción del matrimonio es bastante alta.
Según el doctor de psicología Uptal Dholakia, Algunos de los motivos por los que los matrimonios arreglados tienen éxito es porque la presión de elegir a la pareja adecuada y “medirla” para saber si es la persona indicada disminuye drásticamente. Dholakia afirma que como que son los padres y abuelos los que hacen el proceso de selección también se consideran otros aspectos que una persona que decide por sí mismo puede pasar por alto; por ejemplo, quien decide por sí mismo podría basar su decisión a través de cuán atractiva es la otra persona, una cuestión efímera que en ocasiones no puede superar el tener gustos en común, por ejemplo. Así que en un matrimonio arreglado es posible que haya más similitudes que una a la pareja como «la clase social, religión, casta y nivel educativo».
Del mismo modo, el tiempo invertido en tomar una decisión es considerablemente menor que en otros lugares, en los que un noviazgo puede tomar años, además de los años de compromiso. Según algunos estudios, tomarse menos tiempo en decisiones importantes hace que prestemos más atención a los presentimientos y a nuestro sentir, por lo que la decisión podría ser mejor.
No obstante, es muy probable que Dholakia no tome en cuenta el factor de la presión social, el peso de faltar a una tradición milenaria y lo mal visto que es la soltería –especialmente en mujeres– en la India como factores reales por los que los matrimonios arreglados tienen una tasa tan alta de aceptación.
Y por último, las bajas expectativas resultan son un factor decisivo. Sucede igual que con las películas o series: se suelen disfrutar más cuando no se espera demasiado de ellas y por lo tanto, el factor sorpresa del disfrute resulta mucho más atractivo. Esto puede sonar un tanto triste y hasta desesperanzador, no obstante, en un matrimonio arreglado, donde las expectativas son meramente monetarias o de mera compatibilidad en el día a día, la satisfacción en el ámbito del amor romántico puede incrementar.
Por supuesto que todo esto no quiere decir que para que un matrimonio tenga éxito o para que todas las personas sean felices necesiten a una casamentera que busque los prospectos ideales para poder adherirse a este esquema, pero por lo menos demuestra por qué la tradición persiste hasta nuestros días y aún hay parejas que deciden casarse de forma voluntaria mediante el arreglo.
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