Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota fueron un fenómeno de convocatoria único en Argentina en toda la Historia. Dueños de una impronta tan particular. Su separación se produjo en el año 2001, aunque hoy siguen más vigentes que nunca. Carlos “El Indio” Solari, líder y cantante de los Redonditos de Ricota, siguió por su cuenta como solista y convocó cada vez a más público: los escenarios de la Argentina les quedó chicos; no tuvo otra que hacer los shows al mejor estilo Woodstock, en los que se metieron entre 200 y 400 mil personas por espectáculo.
Los Redonditos de Ricota siempre se caracterizaron —o era la imagen que vendían— por ser completamente independientes. Nunca quisieron saber nada sobre las grandes discográficas. Siempre manejaron todo: desde la producción, diseño y marketing de sus discos, hasta la organización de los recitales; sin perder ningún detalle.
La mítica banda argentina comenzó a mitad de los 70 de la mano de la contracultura —lo que marcó la impronta de la banda— y con una literatura única a base de fuertes metáforas; sus canciones son motivo de estudios en la universidad, en carreras como sociología y filosofía y letras. Su líder, el enigmático Carlos “El Indio” Solari, es una persona que guarda celosamente su intimidad, se deja ver muy pocas veces —reportajes gráficos y radiales—, nunca se le ha visto en una entrevista televisiva. Secundado por el guitarrista Eduardo “Skay” Beilinson; juntos formaron una sociedad a lo largo de 25 años, hasta que en el 2001, debido a “intereses”, la banda se peleó y cada uno hizo su carrera solista. El público masivo siguió al Indio Solari, en cambio, Skay Beilinson tiene el público de los comienzos: el under y bohemio.
Los especialistas en comunicación y marketing, aseguran que la clave de Los Redonditos de Ricota siempre estuvo en “hacerse esperar”. En los 80, antes de que grabaran el primer disco, se invitaba a ver este conjunto de culto, que tampoco se escuchaba en la radio. Todo Buenos Aires comentaba el fenómeno “under”, en el que cada vez que realizaban un concierto, quedaba mucha gente afuera. Patricio Rey, el nombre de la banda, tiene tantas versiones como mitos urbanos que van desde un integrante, manager, y hasta la más cercana: un simple alter ego.
https://www.youtube.com/watch?v=Tav5dMbVQfs
En 1985 llegó a las disqueras el primer álbum de los Redonditos de Ricota: Gulp, del que salieron distintas joyas de antología como “La Bestia Pop” —”a brillar mi amor, vamos a brillar mi amor”, su estribillo más famoso—, “Superlógico”, “Criminal Mambo”. El segundo disco pasó a la historia grande del rock hispanoamericano: Oktubre, un clásico por excelencia de los Redonditos de Ricota, himnos como “Preso en mi ciudad”, “Música para pastillas” y, el histórico himno de cierre de todas las misas “ricoteras”, “Ji,ji,ji”, con la que cientos de miles de personas hacen un “pogo” —considerado el más grande del mundo—, que es su marca registrada.
Oktubre está considerado entre los discos de la historia del rock argentino, tiene una temática que mezcla la guerra fría en estado de resaca y la cocaína en su máxima expresión porteña en los 80 postdictadura. Después seguiría la racha con El baión para el ojo idiota con “Vencedores vencidos”, “Preso político” y “Vamos las bandas”; este álbum está marcado por la nostalgia y el rencor hacia lo que quedó de los años 70. A finales de los 80 sacarían Bang, Bang estas liquidado, y comenzaron una era de grandes cambios en la banda, cuando se despiden del under y la las noches de bohemia.
A partir de los 90 terminaron de definir esa “impronta ricotera”. La masividad creció sin parar, a tal punto de que se les fue de las manos, el vandalismo y los excesos policiales hicieron estragos. En 1991 experimentaron su primera tragedia: la policía asesinó a un fan tras haber sido detenido cuando éste quería entrar sin entrada. Durante esta década, después de llenar el colosal estadio de Huracán, no tocaron más en la Capital Federal. Sus recitales masivos pasaron a realizarse en el interior, en lugares alejados de las grandes ciudades y centros urbanos.
El masivo peregrinaje mutó hacia un carácter de “ritual”, y en el mundo del rock esto fue poco común. En los 90 salieron grandes discos como La mosca y la sopa, el doble disco Lobo suelto–Cordero atado y Luzbelito, en el que giraron hacia la poesía y las metáforas más oscuras, además de que su sonido cambió a uno más moderno. Sus últimos discos, Último bondi a Finisterre y Momo Sampler no terminaron de ser muy aceptados a nivel popular.
El hecho de que los Redonditos de Ricota hayan sido una banda ermitaña, hizo que se tejieran tantos mitos y leyendas urbanas. De las fobias sociales del Indio Solari hay tantas, siempre con un cifrado mensaje entrelineas de fuerte contenido metafórico que nunca es lo que parece.
https://www.youtube.com/watch?v=0YvKuvouKTc
Parte de las nuevas generaciones artísticas tienen una marcada impronta ricotera. Hay un antes y después de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota en la historia del rock argentino.
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