Hay ciertos objetos que están totalmente inscritos a la cultura pop y que responden a cierto fanatismo, así como el prestigio de quienes fueron propietarios de ellos. Otros son parte de la cosmología de culturas enteras y responden a códigos sagrados, pero si hay un común denominador entre ambos, es que se forman con base en la expectativa, un aura fetichista que provoca que las personas busquen información que confirme lo que esperan y reafirme sus creencias. Este proceso provoca fe y misterio por igual. Según Jesper Sørensen para Aeon:
«(La experiencia de atribuirle un poder especial a un objeto) involucra preguntas sobre cómo percibimos las relaciones causales (que una cosa crea un cambio en otra); acerca de nuestras expectativas intuitivas de las cosas que encontramos en el mundo (nuestras ontologías), y cómo codificamos estas relaciones en el lenguaje.
[…]
Los creyentes religiosos generalmente experimentan lo que esperan experimentar. Los católicos ven apariciones de la Virgen María y los hindús de Vishnu, pero no viceversa».
–
Sudario de Turín
Se trata de la reliquia sagrada más importante para el catolicismo de la que existe evidencia material. El Santo Sudario es una tela que aparentemente fue colocada sobre el cuerpo de Cristo después de ser crucificado y según esta fe, el rostro que se puede observar pertenece a él. Las pruebas de Carbono 14 mostraron que el manto data de la Edad Media, dependiendo de la institución —como la Universidad de Tucson o la de Oxford— entre 1311 y 1373, o bien de 1220 y 1312. No obstante, la fecha ha sido objeto de controversia repetidas veces.
–
El vestido de la Princesa Diana
Este es el ejemplo perfecto para dilucidar cómo funciona la creación de objetos preciados aún en el presente. Un outfit no tendría un halo sagrado, excepto porque fue utilizado por una personalidad importante como la Princesa Diana. Las prendas que utilizó pueden alcanzar cifras como los 222 mil dólares por un vestido que usó durante un baile con John Travolta. Esto ocurre con un sinfín de prendas más de otras personalidades como Elvis Presley.
–
La barba de Mahoma
En el Islam, algunos objetos personales, así como partes de su cuerpo como pelos de la barba, cabellos y hasta dientes, son considerados reliquias sagradas. Actualmente se encuentran expuestas en museos y miles de personas se trasladan a visitarlas todos los años. Algunas de las leyendas dicen que la gente recolectaba el cabello que el profeta tiraba cuando se lo cortaba y después los utilizaban durante los entierros, colocando los mechones en las bocas de los difuntos.
[Ilustración de Mahoma en un manuscrito del siglo XIV.]
–
El Santo Prepucio
Así como lo lees: diversas iglesias en el mundo han afirmado tener el prepucio de Jesucristo en su posesión, mismo que habría sido cortado durante la circuncisión en su infancia. No obstante, a pesar de lo raro que puede sonar para algunos, el prepucio más notable desapareció en 1983 de la iglesia de Calcata, en Italia.
[Friedrich Herlin, Circuncisión de Jesús, 1466.]
–
La huella de Mahoma
Así como su barba y dientes, la huella del profeta también se ha convertido en una reliquia propia del Islam, aunque no tiene la aprobación oficial de esta religión. La huella está enmarcada en bronce y distintas réplicas se pueden encontrar en puntos de Medio Oriente. Un ejemplo visitado está en el Palacio de Topkapi, en Estambul.
–
El diente de Buda
Esta reliquia tiene su hogar en el Sri Dalada Maligawa o Templo del Diente de Buda en Sri Lanka. Este sitio conserva el canino izquierdo de Buda y es una pieza central en la celebración anual para honrarlo. El diente es paseado por las calles de Kandy, la localidad del templo, aunque se dice que por lo general se utiliza una réplica, mientras que el original se encuentra resguardado al interior del templo.
[Solias Mendis, pintura de la Princesa Hemamali y su esposo el Príncipe Dantha. Ambos trasladaron el diente hasta Sri Lanka escondido en el cabello de ella.]
–
La cabeza de Santa Catalina
Oriunda de Siena, esta Santa se caracterizó porque sobrevivió a la peste y actuó como enfermera, por lo que algunos consideran que realizó ciertos milagros. Ella falleció en Roma y fue enterrada en la capital de Italia, pero tras una petición, accedieron exhumar sus restos para trasladarlos a Siena. Según la leyenda, durante la exhumación su cabeza se desprendió, otros dicen que fue cortada, pero la realidad es que distintas partes del cuerpo de esta santa están expuestas en la iglesia de Santo Domingo y en otras latitudes.
–
La sangre de San Jenaro
En Nápoles se guarda la sangre de San Jenaro, un obispo mártir que según la leyenda sobrevivió, gracias a su fe, a distintos intentos de asesinato pues se negaba a renunciar a la Iglesia, eso hasta que fue decapitado junto con otros diáconos. Su sangre se convirtió en una reliquia en el momento en el que comenzó una tradición que data de cerca de 400 años en la que un vial con la sangre seca de santo es expuesta en un altar. Acompañado de rezos, la sangre se torna líquida, considerándose un milagro. Asimismo existe la creencia de que los años en los que esto no ocurre, algunas desgracias azotan a la ciudad de Nápoles.
[San Jenaro. Aparentemente se trata de una copia de una pintura perdida de Caravaggio.]
–
Cinturón de la Virgen María
Así como el manto que cubrió el cuerpo de Jesús, la Virgen María le dejó al apóstol Tomás su cinturón antes de ascender a los cielos. Como en el caso del diente de Buda, para esta reliquia se construyó una catedral en Patro, Italia. El cinto verde de hilos dorados es expuesto al público cinco veces al año.
–
Relicario de los Tres Reyes Magos
En la tradición cristiana resulta común encontrar partes de cuerpos o huesos considerados reliquias sagradas, y los restos de los Tres Reyes Magos no son ninguna excepción. Estos se encuentran almacenados en un gran relicario en la Catedral de Colonia, misma que tardó cerca de 600 años en terminarse y cuya construcción comenzó precisamente para albergar este sarcófago.
–
Si bien en muchos casos, estas reliquias no son reconocidas oficialmente por los representantes de sus iglesias, eso no impide que miles de personas las veneren y se maravillen por la conservación de tales objetos, incluso cuando no sean sacros, como en el ejemplo de la Princesa Diana; pero sin duda ese afán de convertir objetos comunes o restos en reliquias muestra parte del poder de la fe y la necesidad de creer en una fuerza sobrenatural.
*
También te puede interesar:
La lanza que atravesó a Cristo y se convirtió en la obsesión de Hitler
La verdadera historia del Jardín del Edén que la Biblia ocultó