Bo Xilai, estrella del comunismo chino, enfrentó un juicio en el que se le acusaba de soborno; fue acusado de haber recibido más de tres millones de euros y tras su destitución, en 2012, sus acciones en el gobierno provocaron la mayor crisis en las últimas décadas.
El exdirigente chino Bo Xilai negó haber aceptado sobornos del empresario Tang Xiaolin, como se le acusa en el juicio, que comenzó este jueves contra él en la ciudad de Jinan, por malversación, sobornos y abuso de poder. Ante esta audiencia, el artista y disidente chino Ai Weiwei aprovechó la atención mediática generada por este juicio para publicar un fotomontaje en el que se muestra a sí mismo como escolta del acusado en la sala de la audiencia.
En el montaje, el artista se muestra sonriente ante la situación. En la imagen Ai Weiwei se convierte en uno de los dos policías que escolta a Bo dentro de la sala del Tribunal de Jinan (capital de Shandong, este del país).
El juicio al expolítico chino Bo Xilai se convirtió en el primero de la historia que es retransmitido oficialmente por interne y a pesar de la gran cantidad de periodistas de todo el mundo que asistieron al lugar, el proceso sólo se puede seguir a través de la cuenta oficial en Weibo, la versión china de Twitter que abrió el Tribunal Intermedio de Jinan en la provincia de Shandong.
El fotomontaje que Ai Weiwei muestra ya tiene miles de likes en su cuenta de Instagram.
La infancia de Ai Weiwei se vio marcada por la persecución de su padre y junto a él, su familia fue exiliada de Beijing cuando el artista era muy joven. Después de vivir en Nueva York, e influenciado por el trabajo de Andy Warhol y Duchamp, regresó a China (1989) y desde entonces ha tomado la responsabilidad de cargar su arte de significados sociales y culturales que rompan los esquemas de la sociedad en la que vive. Por ello, hoy Ai se encuentra constantemente vigilado dentro de su estudio en Beijing. No tiene permiso de salir del país. Su alcance dentro del mundo artístico internacional lo ha llevado a representar el movimiento de protesta social y artística de todo un país y lo ha vuelto también una amenaza para el régimen político.
Por sus cuestiones legales y su prohibición a abandonar el país, el artista ha mantenido un fuerte activismo a través de Internet, sobre todo a través de las redes sociales occidentales, que no están bajo el control o la censura de las autoridades chinas