Desde hoy y hasta el 30 de diciembre se celebra el Campeonato Mundial de Ajedrez en Arabia Saudí. La ubicación geográfica de la competencia obligó a Anna Muzychuk, la doble campeona del mundo, a renunciar a la defensa de sus dos títulos por una circunstancia que va más allá del deporte.
Y es que como lo explica en su página oficial de Facebook, se niega a llevar puesta una abaya (túnica que deben vestir las mujeres de Arabia) durante las fechas de competencias, pues dice no quiere sentirse una persona de “segunda categoría”.
En unos días voy a perder mis dos títulos mundiales, uno a uno. Sólo porque he decidido no ir a Arabia Saudí; por no jugar con las reglas de otros, por no llevar abaya, por no tener que ir acompañada cuando estoy en la calle y en resumen, por no sentirme una criatura secundaria. Hace exactamente un año gané esos dos títulos y era la persona más feliz en el mundo del ajedrez, pero ahora me siento muy mal. Estoy preparada para luchar por mis principios y saltarme esa convocatoria, en la que podía haber ganado más que en una docena de competiciones juntas. Todo esto es muy molesto, pero lo más decepcionante es que a casi nadie le importa. Es un sentimiento realmente amargo, pero no lo suficiente como para que cambie mi opinión y mis principios. Lo mismo pasa con mi hermana Mariya, y estoy muy contenta de que compartamos el mismo punto de vista. Y sí, para aquellos que les interese… ¡Volveremos!
No es la primera vez que una jugadora de ajedrez de la categoría de Anna se niega a ir a una competencia por este motivo. Nazi Paikidze, campeona de ajedrez en Estados Unidos, hizo lo mismo durante el mundial femenino que se celebró en Irán en 2017, y se negó a llevar un hiyab en la cabeza. Justo en esa competencia, Anna sí accedió a ponerse el velo islámico.
Anna durante el campeonato mundial en Irán. (Fuente: Verne)
Aunque como tal las reglas del mundial no imponen códigos de vestimenta, la inseguridad que implica para las competidoras al estar bajo ciertas condiciones sociales es una presión que no todas quieren cargar a cuestas.
Lo peor es que esto no ha pasado sólo a competidoras adultas ni en países de Medio Oriente, la muestra es el caso que expuso el entrenador Kaushal Khandhar en abril durante una competencia en Malasia: una de sus alumnas de 12 años fue hostigada por el director de la competencia pues dijo que estaba vestida de manera inadecuada y obligó a su madre a comprarle otra ropa, al no encontrar otra prenda para la competencia, la niña no pudo participar.
Mientras tanto, el mensaje de la ucraniana Muzychuk ya ha sido compartido más de 12 mil veces. Y tanto ella como su hermana Mariya están firmes en su decisión de defender su manera de pensar siempre, aún a costa de los campeonatos que disputan desde que tenían seis años.
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