«Había sangre por todas partes. Pensé en un robo que salió mal. Después vi a mi hija de 14 años que estaba sangrado y entonces pensé en una hemorragia cerebral. Tenía miedo», le explica Jerome Roubaisien a Vincent Depecker, reportero del Courrier Picard, un diario francés, sobre lo que pensó que había pasado a su hija parapléjica antes de darse cuenta de que la había atacado un grupo de ratas.
Fue el sábado 2 de septiembre cuando Roubaisien bajó a ver a su hija Samantha que dormía en una cama de hospital por su condición de parapléjica. La encontró rodeada de un charco de sangre, al que le siguió el horror.
Dos ambulancias y una patrulla acudieron al llamado y corroboraron el hecho: las heridas en cara, la base del cuello, manos, piernas, oídos y nariz fueron producto de las mordidas de las ratas.
Calle Bouvines, Roubaix, lugar donde sucedió el ataque. *Foto: Courrier Picard.
Los médicos dijeron le dijeron a su padre que el ataque fue muy violento y que aunque su sensibilidad es menor que la del promedio por sus discapacidades, el dolor fue muy fuerte. Roubaisien se hizo consciente de que aunque su hija sintió el ardor de las ratas arrancándole la carne, no pudo defenderse ni gritar, pues Samantha necesita ser asistida por su padre hasta para incorporarse en la cama.
Según los antecedentes de casos con faunas nocivas, es raro que las ratas ataquen, incluso, a personas muertas.
Hasta el momento, Sam sigue luchando por tener una recuperación y ya recibió un paquete de vacunas así como un montón de análisis en los que se comprobó que en el ataque no se contagió de rabia, por lo que puede concentrarse en sanar las heridas.
Mientras, su padre ya consiguió una casa nueva en el mismo vecindario de Roubaix, al norte de Francia. Aunque de todos modos decidió demandar a su casero por negligencia, pues éste sabía desde 2012 que el estacionamiento que colinda con el departamento está atascado de basura, la que muy probablemente atrajo a las ratas.