*Con información de: The New York Times
El mundo de Bianca Sierra es el fútbol… y Stephany Mayor, su pareja. Ambas son las primeras futbolistas abiertamente homosexuales de México. Y para vivir sin prejuicios, para encontrar la aceptación y seguir sus sueños de consagrarse como atletas, tuvieron que abandonar a la selección femenil de su patria, dejar atrás a sus familias y viajar cientos de kilómetros hasta Islandia, donde ya forman parte de un equipo de primera división.
Sus nuevas vidas no pintan mal: las cabañas donde viven se alzan en medio de un paisaje de montes rocosos nevados, forrados de todos los tonos de verde imaginables. Cambiaron el sol mexicano por nubes grises y neblina de Akuyeri, pueblo pesquero al norte de Islandia.
Pero al fin pueden hacer lo que han venido a hacer al mundo… y juntas: Bianca es defensa y Stephany delantera del equipo invicto de la principal liga femenil, el Thor-Ka. Sierra dice para The New York Times que ahí las “valoran como futbolistas, sin prejuicios”.
Cuando aceptaron que eran homosexuales en México, un país históricamente homofóbico y machista, su director técnico las obligó a esconder su noviazgo y tras publicar fotografías de su romance en sus redes sociales, las empezaron a acosar con mensajes que rezaban: “No quiero que un par de machorras me representen”.
Y es que en México, tal y como lo explica Mayor, hay muchos tabúes, “hay muchas cosas que no se hablan, es algo, yo creo, cultural”. Por eso no fue fácil hablar sobre su relación. Como Sierra es originaria de Estados Unidos, una nación donde es mucho más común que en México que las atletas se declaren homosexuales y tengan relaciones sentimentales con personas de los mismos equipos, fue más fácil que Mayor dejara de lado los prejuicios que temía.
Las jugadoras se conocieron durante la Copa Mundial Sub-20, disputada en Alemania en el 2010. Se dejaron de ver algunos años, hasta que en el 2013 se reencontraron cuando fueron llamadas para participar en un torneo en China. Desde entonces mantuvieron una relación amorosa sin complicaciones, hasta que el entonces director técnico de la selección femenil, Leonardo Cuéllar, habló con ellas.
Cuéllar, quien estuvo al mando de la selección femenil durante 18 años, les dictó las nuevas reglas del juego: “A mí no me importa si son novias o no, pero no las quiero ver ahí agarradas de la mano o haciendo desfiguros”, sentenció. Y como eran la única pareja homosexual, era obvio que la advertencia era directamente para ellas.
Por su parte, Enrique Torre Molina, gerente de Comunicación Global de la organización que defiende los derechos de la comunidad LGBT All Out dice que la Federación Mexicana “no tiene un interés y un compromiso real por acabar con esa cultura (de la homofobia) en el mundo del fútbol”.
Finalmente, ambas fueron aceptadas en el equipo de Islandia y ahí pudieron hacer pública su relación. Su equipo encabeza la liga del país, llevan 10 victorias y un empate de once partidos. Pronto podrían convertirse en las campeonas de la Liga de Campeones de la UEFA. Mientras tanto, su nuevo director técnico, Halldor Jon, dice: “Y si Fany es la persona a la que ama, entonces obviamente se va a sentir fantástica”.
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