Prostituir, atemorizar y amenazar son los verbos que Jelinajane Bedrijo Almario conocía y practicaba muy bien desde los 16 años. Y es que a esa edad ya era la madrota de una red de prostitución de adolescentes en el Valle Central de California, Estados Unidos.
Según su expediente, abierto hace casi dos años en la Corte Superior del Condado de Kings, Bedrijo se dedicó por varios meses a contactar chicas por redes sociales para después prostituirlas bajo amenaza de muerte.
Cuatro chicas de 14 y 15 años fueron las víctimas de Jelinajane, quien después de hacerse su amiga a través de Facebook, se aseguraba de que fueran lo suficientemente vulnerables, con baja autoestima o problemas familiares para convencerlas de prostituirse.
Una vez que las convencía de escaparse los fines de semana, Jelinajane subía las fotos de sus víctimas a sitios de prostitución y pornografía, para después completar el círculo llevándolas a moteles en la autopista 99, en Tulare.
Pero Bedrijo no sólo amedrentó a las chicas que prostituía, también enviaba mensajes de texto con amenazas de muerte y terrorismo a las madres de éstas.
Tuvo que pasar más de un año para que a Jelinajane se le impusiera una sentencia de 13 años en la cárcel por tráfico de menores y explotación sexual, pues a pesar de que cometió toda esta serie de atrocidades cuando tenía 16, la fiscalía decidió juzgarla como adulta por la gravedad de sus acciones. La sentencia le llegó esta semana, tan sólo dos días después de su cumpleaños número 18.
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