Las elecciones para elegir al nuevo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México (2018) se aproximan y la “izquierda”, que ha gobernado el antes llamado Distrito Federal desde 1997, no quiere ser despojada del trono.
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) se encuentra fracturado de manera interna por los distintos grupos que se han formado, los cuales parecen ser ingobernables e incapaces de trabajar juntos bajo una misma bandera.
En menos de cuatro años (tiempo que dura el cargo a la presidencia nacional de un partido), el PRD ha tenido a tres personas distintas al mando: Carlos Navarrete, Agustín Basave y ahora Alejandra Barrales, por la dificultad que presenta manejar dicha institución. Aun así, hoy este partido dirige y toma las decisiones que han dejado y marcarán la huella en la historia de la CDMX.
Por esto, no debemos olvidar el más reciente hecho histórico ocurrido en la capital del país: el cambio de nombre de Distrito Federal a Ciudad de México, lo que convierte a esta entidad federativa en un estado e implica varios cambios; algunos de trámite (el reemplacamiento) y otros que definirán, romperán paradigmas y marcarán la manera que tiene la ciudadanía de tomar decisiones.
EL DERECHO A VOTAR DESDE LOS 16 AÑOS
Hace unas semanas, Miguel Ángel Mancera, actual Jefe de Gobierno, presentó una iniciativa para que, en el nuevo proyecto de constitución de la Ciudad de México (CDMX), se incluya una ampliación del derecho a votar y ser votado que permita a los jóvenes, a partir de los 16 años, ejercer el sufragio en las elecciones locales (jefaturas de gobierno, alcaldías, concejos de las demarcaciones territoriales y diputaciones del congreso local), lo cual incluye los mecanismos de participación ciudadana como la consulta, el plebiscito y el referendo.
La iniciativa, polémica por su naturaleza y por el momento en el que se da electoralmente hablando, ha provocado la implementación de distintos foros para escuchar la opinión de diversas organizaciones de la sociedad civil como Fuerza Ciudadana y en los que conviven de igual manera el Instituto Electoral Local (IEDF) y el Instituto de la Juventud de la Ciudad de México (Injuve), cuya misión es implementar políticas públicas en beneficio de las personas jóvenes en la Ciudad de México, con el fin de garantizar el reconocimiento pleno de sus derechos humanos.
LA POLÉMICA Y LA POSTURA DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA JUVENTUD
En Cultura Colectiva hacemos públicas, por primera vez, las declaraciones emitidas por María Fernanda Olvera Cabrera, Directora General del Instituto de la Juventud de la Ciudad de México, presentadas durante el foro “Implicaciones electorales de la reducción de la edad para votar en la CDMX.”
La idea de una rebaja en la edad en la que se accede al derecho de voto en la CDMX ha planteado un debate sumamente interesante tanto político como social.
Por un lado, quienes defienden esta propuesta, argumentan dos posturas: en la primera se habla de ampliar el concepto de ciudadanía, de manera que tengan cabida los jóvenes de 16 y 17 años que, en la actualidad, se encuentran excluidos de dicha consideración a la hora de tomar decisiones que afectan su entorno.
“El mundo hoy piensa en la juventud y no hay gobierno que, actualmente, no incluya el tema en sus agendas”. “La cuestión, también discutida en la ONU, nos da a entender que es un tema global que durante años no fue atendido y el cual debemos tener presente en nuestro país. Tal vez, la falta de inclusión se deba al poco conocimiento que se tiene acerca de cómo incluirlos, pues es fundamental que los jóvenes no sólo se comprometan más con sus gobiernos, ciudades y sus propias causas, sino que lo hagan de mejor manera”. -dijo la funcionaria.
“Ojalá la discusión sirva de ejemplo para garantizar mejores espacios y que los jóvenes dejen de ser considerados no aptos para ejercer su criterio, representar una masa crítica importante o para ejercer una decisión a la hora de votar; es hoy el momento en el que las personas jóvenes necesitan y deben participar más”.
LA POSTURA Y LOS ARGUMENTOS EN CONTRA
La segunda postura dice que la adquisición del derecho al voto conlleva un incremento en el sentimiento de responsabilidad de los jóvenes hacia los temas públicos, estimulando la participación política de la juventud que tanto se ha caracterizado por su desinterés en los temas que afectan de manera directa al país en que viven.
Sin embargo, esta idea ha encontrado su contraparte en diversos críticos y expertos, quienes aseguran que el intento por disminuir la edad para votar es una iniciativa meramente electorera, ya que la jóvenes no tienen la madurez suficiente ni el interés o conocimiento para tomar una decisión informada, convirtiéndolos en un objetivo fácil de manipular para los partidos políticos.
Juan Eduardo López Morales, politólogo por parte de la Universidad de Guadalajara y miembro de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP), en una entrevista exclusiva para Cultura Colectiva, respaldó la negativa de disminuir la edad para votar.
“A pesar de que en el país se requieren políticas públicas que fomenten la inclusión de los jóvenes en la toma de decisiones, considero que estos todavía no se encuentran listos para dicha responsabilidad”.
“Doy clases en un bachillerato y he tenido la oportunidad de convivir de manera constante con los jóvenes a quienes se les otorgaría este derecho, y les puedo decir que, basado en mi experiencia, las personas de entre 16 y 17 años, generalmente, no piensan ni siquiera en la carrera a la que se quieren dedicar; están sumidos en los videojuegos y en las redes sociales, no en las cuestiones públicas y políticas que los rodean”.
Eduardo también destacó que a pesar de no creer que los jóvenes estén listos para dicha responsabilidad, es importante buscar alternativas para la inclusión de este sector de la población; sin embargo, remarcó que deben estar informados antes de invitarlos a votar.
“La propuesta puede ser un buen experimento y, realizado de manera correcta, tal vez algún día pueda funcionar e incluso aplicarse al resto del país, concluyó”.
Ante la negativa por hacer la iniciativa realidad, María Fernanda, directora general del Injuve, refutó:
“Estas decisiones no deben politizarse por ningún motivo. El hecho de que la CDMX pueda abrir por primera vez una oportunidad para que personas de entre 16 y 17 años ejerzan su participación y pleno derecho a decidir respecto a sus autoridades sería un paso importantísimo”. Apuntó.
“Obviamente, no debemos caer por ningún motivo ante una confusión. Se trata de ampliar un derecho a personas que cada vez están más ávidas de colaborar o incluso podría ser un mecanismo de participación muy importante”. Señaló María Fernanda.
Actualmente se lleva a cabo la Consulta de Tendencias Juveniles 2016, la cual permitirá establecer qué tan interesados se encuentran los jóvenes por involucrarse y entender, de mejor manera, que tan informados están y la forma en la que decidirían su voto en caso de aprobarse la propuesta.
Acerca de la Consulta, esto fue lo que la directora general del Injuve dijo: “Estamos aplicando una metodología distinta a las utilizadas anteriormente por la implicación y trascendencia que tiene esta decisión para el futuro del país. Antes, la encuesta iba enfocada a las masas (la encuesta se hace tanto a jóvenes menores de edad como mayores de edad); sin embargo, dada la situación de la CDMX y el tenor de las próximas elecciones, ahora se le apuesta a la calidad más que a la cantidad de encuestados. El proceso se está aplicando a 60 mil jóvenes y consiste en dos cuestionarios. Uno para los mayores de edad y otro para los menores”.
En el de menores se incluyen dos preguntas las cuales van a dar resultados muy importantes.
1. ¿Te gustaría votar?
2. ¿En qué basarías tu voto: lo que dicen tus padres, los medios, tus decisiones, tu formación?
“Todo trae consecuencias y reducir la edad del voto no debe ser limitativa”.
Actualmente, el 33% de la población en la capital del país está compuesta por jóvenes y, de acuerdo con la Consulta de Tendencias Juveniles 2013, el 73% de estos se encuentran alejados de la política.
Es de suma importancia que la ciudadanía de cualquier país esté involucrada políticamente con los temas del lugar donde viven, ya que es la única manera para ejercer una democracia funcional.
Sin embargo, debemos ser claros en qué momento y cómo se involucra a la ciudadanía (a los jóvenes) ya que de hacerse por los motivos indebidos (ganar votos), esta inclusión podría tornarse en un arma de doble filo, resultando más afectados que beneficiados.
A pesar de que el Injuve y otras instituciones hablan de generar campañas de información para garantizar que los jóvenes que voten sepan lo que están haciendo, la información debe ser plural, abierta y sin tintes propagandísticos. También los mecanismos utilizados por los partidos para invitar a votar a esta población deben ser vigilados para evitar la manipulación y la compra de votos.
Al final, de nada sirven las personas manipuladas para que los partidos obtengan más votos. Y si se fuerza el proceso sin que la ciudadanía esté lista, nos arriesgamos a debilitar una democracia ya de por sí empobrecida.
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*Fuentes: Injuve y La Jornada