Sus condiciones de vida eran terribles. Recibían golpes en el cuerpo pero en donde más los lastimaban, era en la cabeza. Los entrenamientos a los que eran sometidos tenían en la crueldad su principal característica. Trabajaban en circos de Perú y Colombia.Cuando José y Liso fueron rescatados para ser llevados a un paraíso en donde su vida cambiaría radicalmente y en donde los golpes y el maltrato quedarían sólo en el recuerdo, desconocían que su destino sería todavía peor.Apenas un año después de ser rescatados, los inseparables leones fueron encontrados decapitados, sin piel, sin cola y sin patas en un hecho que tiene a Sudáfrica con el corazón destrozado.Fueron catorce las horas de viaje que José y Liso acumularon juntos desde Sudamérica hasta Sudáfrica. “Espíritu de Libertad”, era el nombre del vuelo que los trasladó a él y a otros 31 leones a reservas sudafricanas en donde les esperaba una vida menos violenta de la que tenían en las carpas.La algarabía con la que este acontecimiento fue rodeado, estaba justificada: el operativo, que involucró un viaje de avión de tanto tiempo de duración en un traslado de animales a otro país, era el más grande en la historia, según datos de la BBC de Londres.Cuando llegaron a Johannesburgo, el espíritu que se respiraba era de fiesta. Las asociaciones protectoras de animales, encabezadas por Animal Defenders International (ADI) recibieron el apoyo de la compañía de transportes Ibubesi, para trasladar a los leones a su nuevo hogar. Treinta y tres camiones de la compañía llevan los nombres de los animales rescatados a modo de homenaje.José y Liso fueron liberados, primero, en un campamento de vinculación emocional para que se adaptaran de a poco a su hábitat. Posteriormente fueron trasladados a la reserva natural de Emoya, un santuario de grandes felinos en Sudáfrica.Emoya está situada en la provincia de Limpopo. Cuenta con cinco mil hectáreas para que los leones puedan disfrutar de una vida lo más cómoda posible.Se suponía que así sería para José y Liso pero la realidad fue otra.José tenía daño cerebral cuando fue rescatado del circo. Los científicos declararon en su momento que se debía a los golpes profundos que recibió en la cabeza durante su estancia en los circos. Liso no poseía un daño físico tan significativo como el de José, pero su trauma psicológico era igual de grande.Ambos fueron encontrados decapitados, sin patas, sin cola y sin piel. Según las investigaciones, todo apunta a que ambos fueron víctimas de los brujos y curanderos sudafricanos que utilizan estos miembros de los leones (entre otros animales) para realizar sus prácticas tradicionales y así curar a la gente.Aunque ADI dijo, según la BBC, que es la primera vez que se presenta un caso así en 21 años que tienen rescatando a animales, ya en enero de este año tres leones fueron víctimas de los cazadores sudafricanos al decapitar y cortar las patas de tres leones macho.
https://www.youtube.com/watch?v=BGZeVPNKO7c
Vídeo YouTube, Animal Defenders International
Jan Creamer, directora de ADI, dijo estar devastada por lo ocurrido con José y Liso, para quienes se esperaba una mejor calidad de vida y un destino menos aterrador que el que tuvieron.Ahora se ofrece una recompensa para aquellos que puedan proporcionar información para la captura de los responsables de la terrible muerte de estos leones aunque nada pueda ya devolverles la vida.
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