«La vida no es fácil para ninguna de nosotras, pero, ¿y qué? Hay que tener perseverancia y, sobre todo, confianza en nosotras mismas. Debemos creer que estamos capacitadas para algo y que podemos lograrlo». Marie Curie, única mujer en ganar dos veces el Premio Nobel, creía en ella y en su capacidad para lograr las cosas. Bien lo reflejó en esta frase que ella misma acuñó cerca del año 1903.
Con la reciente entrega de los Premios Nobel de Medicina, Física y Química, este 2017 se convirtió en un año más en el que las mujeres no son consideradas para los reconocimientos en ciencias. Desde 1901, sólo en 18 ocasiones los Nobel en estas ramas fueron entregados a mujeres, mientras que a los hombres se les otorgó en 581 oportunidades, según el diario El País.
¿Qué pasa con las mujeres que en la historia de los Nobel sólo alcanzan el tres por ciento de los que se entregaron en ciencias? O quizá habría que replantear la pregunta: ¿Qué pasa con los encargados de entregar el Nobel que no consideran a las mujeres como merecedoras del premio en los rubros científicos? ¿Es por falta de capacidad? ¿Por falta de candidatas para recibirlos? ¿Por qué es tan reducido el porcentaje?
*Foto: Marie Curie, Radio BUAP.
Marie Curie tocó la gloria en los años 1903 y 1911 cuando ganó el Nobel en Física y Química, respectivamente. Además, su hija Irène Joliot-Curie la emuló en 1935 con el de Química, convirtiéndose en la única pareja de madre e hija que ha obtenido esta distinción. Sin embargo, desde que comenzaron a entregarse en 1901, el número de mujeres reconocidas con este premio en el campo de las ciencias es más que reducido.
Marta Macho, doctora en Matemáticas, indicó para El Diario de España, que «las disciplinas científicas se perciben en muchas ocasiones como campos en los que la genialidad y la inteligencia juegan un papel fundamental que se relaciona con roles masculinos».
Y es que si de genialidad y de inteligencia hablamos como características para entregar estos premios en ciencias, muchas mujeres debieran tener uno en sus vitrinas. Sin embargo, personajes como Tim Hunt, quien ganara el Nobel de Medicina en 2001, declaran que no es benéfico que existan mujeres contendiendo por estos reconocimientos. En 2005 abogó por la separación por sexos en los laboratorios porque «te enamoras de ellas, ellas se enamoran de ti y, cuando las criticas, lloran».
*Foto: Tim Hunt, Daily Mirror.
En cada una de las categorías había presencia de mujeres. En Medicina, por ejemplo, Arlene Sharpe, de la Escuela de Medicina de Harvard, integraba los candidatos a recibir el premio. Ella realizó investigaciones sobre el aprovechamiento de las propias defensas del cuerpo humano para combatir enfermedades como el cáncer. En ese mismo rubro, la dupla conformada por la francesa Emmanuelle Charpentier y la estadounidense Jennifer Doudna, desarrollaron la técnica de edición genética CRISPR, mediante la que manipulan el ADN para salvar millones de vidas a través de esa técnica. Este año, el premio se lo llevaron tres estadounidenses por sus investigaciones pioneras sobre el reloj biológico.
En Física las mujeres también estaban presentes entre las favoritas a llevarse el premio en este 2017. Lene Vestergaard, de Dinamarca, desarrolló en un laboratorio en Harvard, un freno para la velocidad de un rayo de luz de hasta 17 metros por segundo. El galardón se lo llevaron también tres estadounidenses por detectar ondas gravitacionales.
*Foto: Al centro, Carolyn Bertozzi, Stanford News.
Para el Nobel de Química, se premió a científicos de Suiza, Alemania y Reino Unido por desarrollar tecnologías para generar imágenes tridimensionales de las moléculas de la vida, mientras que entre las candidatas para llevárselo también se encontraba la estadounidense Carolyn Bertozzi, de Stanford, por iluminar la comunicación entre células, esencial para entender enfermedades como el cáncer.
El tema de las candidatas no es problema porque las mujeres y su capacidad están presentes en las categorías de ciencias. Los Nobel demuestran las características que caen sobre las mujeres desde que son pequeñas: las del rol de cuidadoras. «Constantemente se alude a lo listos que son los hombres y a lo trabajadoras que son las mujeres», finalizó Marta Macho. Las mujeres, entonces, son relegadas a un plano secundario en la ciencia en donde prácticamente se les convirtió en invisibles. Al menos así lo demuestra el Nobel en ciencias.
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