El año pasado, el presidente de Venezuela Nicolás Maduro declaró una “emergencia económica” que se prolongó durante 60 días. Meses antes, a finales del 2015, anunciaron tener una inflación de poco más del 140 por ciento. La escasez de recursos se tradujo y en una crisis alimentaria, en un desabastecimiento de productos de la canasta básica y en la hambruna de gran parte de la población.
De acuerdo con CNN, el gobierno venezolano no puede pagar para importar artículos como la leche, harina y huevos y eso ha provocado que muchos estantes de los supermercados se encuentren vacíos. Apenas en 2015, McDonalds en Venezuela se quedó sin papas fritas.
Pero la falta de comida rápida es el menor de los problemas. Maduro acaba de anunciar la expropiación de dos panaderías para “entregárselas” al pueblo tras culpar y amenazar con tomar las panaderías si los encargados no se aseguraban de producir las cantidades suficientes para evitar las filas.
Pero ellos no tienen la culpa de no contar con la materia prima, desde hace meses no tienen ni trigo ni harina, alimentos que el mismo gobierno debería proporcionarles diariamente para que su oficio persista y surta uno de los elementos esenciales de la canasta básica.
Mientras tanto, las colas afuera de las panaderías se hacen eternas, tal y como lo quería evitar el mandatario, los venezolanos entran y salen con las bolsas vacías y los panaderos no saben qué cuentas rendir cuando los visitan los inspectores para asegurarse de que estén vendiendo pan durante todo el día, desde las siete de la mañana hasta las siete de la noche.
De acuerdo con Clarín, los otros afectados y furiosos con la medida son, lógicamente, los consumidores, ciudadanos que no logran encontrar barras de pan a ninguna hora, ni dentro del itinerario dictado: “Por una baguette los venezolanos deben hacer una cola de dos horas” y arriesgándose a que una vez llegado su turno les avisen que ya no alcanzaron.
El gobierno ha hecho su advertencia: Las panaderías que dejen de vender serán ocupadas y expropiadas para que reinicien su producción. Mientras tanto, Maduro sentenció: “Los responsables de la guerra del pan van a pagar y después no vayan a decir que es una persecución política”.
La mayoría de los encargados de las panaderías en Caracas están desesperados, de ellos no depende la entrada al país ni la distribución de las decenas de miles de toneladas de trigo que necesitan. No creen ser capaces de cumplir con el reglamento tan incongruente, pues para empezar, el gobierno sólo importó alrededor de 30 mil toneladas en lo que va del 2017, cuando se requieren alrededor de 120 mil.
Esta mañana, la Superintendencia de la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) informó que dos panaderías fueron expropiadas para ser entregadas “al pueblo” (conformados por dirigentes regionales que apoyan la revolución) a los llamados Comités Locales de Abastecimiento, días después de iniciada la ofensiva contra la “guerra del pan”.
La crisis de la producción de pan no es novedad, El Mundo explica que desde hace cuatro años, la escasez afecta al sector panadero, “fecha en la que el Estado, que conserva el monopolio de la harina, comenzó a fallar en su importación”.
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