La vida de Flor de María no fue la misma después de ese 9 de marzo del 2009. Cuando su médico de cabecera en el Instituto Nacional de Perinatología (INP) le pidió que fuera acompañada a la siguiente consulta, sabía que algo andaba mal.Gabino Corona, su esposo, la acompañó a esa cita en la que las palabras del doctor marcaron para siempre a esta mujer que toda su vida quiso ser maestra: “usted tiene el mal del Párkinson”. A sus 50 años, Flor de María Almaraz se soltó a llorar como cuando corría a los brazos de Catalina, su mamá, para que la consolara.Así como se aferraba a su madre para dejar de llorar, así se aferra ahora a cualquier esperanza que la haga volver a tener control de su cuerpo. El día que su hija llegó con gomas de cannabidiol (CBD) y le dijo que éstas reducirían los dolores que le provoca la rigidez en el cuerpo, supo que en la marihuana medicinal encontraría una nueva oportunidad para vencer al Párkinson.Un día, platicando con un amigo, Laura, la hija de Flor, le comentó todo lo mal que la hacía sentir no poder hacer nada más por su mamá. “Mi hija no lloraba, tenía que ser fuerte para mí. Los temblores eran cada vez más evidentes, yo necesitaba de silla de ruedas, de bastón, de andadera. Para dar pasos seguros debía ir acompañada de alguien”, comenta Flor de María, limpiando un poco el sudor de su frente con una toalla blanca.Fue entonces que Carlos, amigo de Laura, le habló sobre los productos hechos a base de marihuana: gomas y aceite de CBD. “Él le dijo que varios conocidos le comentaron que en pacientes con Párkinson, puede reducir visiblemente la sintomatología, aunque desconocía la dosis aplicada”, comenta Flor. La familia quiso probar con las gomas, aprovechando que a ella le gustan los dulces y que las podría digerir sin problemas.Carlos fue sincero con Laura: las gomas las traen de contrabando y no son baratas. Ella pagó tres mil pesos por dos paquetitos de gomas de CBD. Era un esfuerzo para ellos juntar esa cantidad pero lo lograron y compraron así los productos hechos a base de marihuana.Tuvieron mucho cuidado con la dosis. Flor y su familia acordaron que probarían cualquier producto fabricado con marihuana, sin necesidad de interrumpir su tratamiento con medicina convencional. Al principio, fue un cuarto de goma. Ella no sintió cambio alguno. Elaboraron una tabla que pegaron en el refrigerador con un par de imanes, para llevar un control de las dosis.Un cuarto, dos cuartos, tres cuartos de goma y no conseguían lo que querían: reducir la sintomatología del Párkinson. Cuando Flor tomó una goma de CBD completa comenzaron a observar cambios. Muchas de las características de la enfermedad se redujeron.El entusiasmo embargó a la familia de Flor de María cuando, emocionada, les contó que la rigidez y la pesadez que sentía en el cuerpo, redujeron considerablemente. Lloró cuando dijo que el dolor en los huesos era soportable y ya no tan incómodo como antes. Su marcha no era tan trabada y podía sentir como los músculos de la cara se activaban para esbozar una sonrisa. “La marihuana me estaba dando una nueva oportunidad para controlar mi cuerpo”, declaró una emotiva Flor de María.
Vídeo YouTube, Ride With Larry.
La algarabía que rodeaba a la familia se vino abajo cuando recordaron que la dosis que tomó para sentirse bien era de una goma de CBD completa, es decir, mil quinientos pesos diarios se tenían que invertir para que ella no fuera presa de los temblores incontrolables, por lo menos 5 horas al día.Cuando llegó la noticia de la legalización de la marihuana medicinal en México, las esperanzas de Flor para tener una vida normal aunque sea por unos instantes, regresaron a ella. “Saber que el mercado mexicano abrirá las puertas a la comercialización de productos a base de marihuana, es una noticia que, inconscientemente, yo estaba esperando”, confiesa apenada Flor de María.La apertura del mercado permitirá que en las farmacias puedan venderse gomas o aceite de CBD, entre tantos otros productos hechos a base de marihuana. Facilitará también el acceso y se reducirán los costos. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), indicó que las empresas podrán solicitar registros sanitarios y así tener autorización para su importación, comercialización, e incluso para su producción en territorio nacional, con el que los precios se reducirán y se crearán beneficios en términos de acceso para los pacientes que la requieran, como Flor.
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“Tener la oportunidad de dar un paso sin necesidad de apoyarme en un bastón, salir a la calle para dejar a mi nieta en la escuela, dejar el encierro al que me he sometido desde hace ocho años para caminar y respirar aire fresco, son cosas que podrán ser posibles de nuevo gracias a la marihuana medicinal”, finaliza Flor de María. Para ella y su familia, esta es una nueva oportunidad de recuperar la vida que se les desmoronó en marzo del 2009.
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