En 1948, la ONU emitió la declaración Universal de los Derechos Humanos; a estos los define como aquellas “condiciones instrumentales que le permiten a la persona su realización”, en consecuencia, los considera parte de todas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna, “sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”.
Trece años después se creó Amnistía Internacional, un movimiento mundial, presente en más de 150 países, que trabaja para que los derechos humanos, reconocidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sean reconocidos y respetados.
Amnistía cuenta con más de tres millones de miembros y simpatizantes en todo el mundo. El objetivo de la organización es “realizar labores de investigación y emprender acciones para impedir y poner fin a los abusos graves contra los derechos civiles, políticos, sociales, culturales, económicos” y pedir justicia para aquellos cuyos derechos han sido violados.
Una de las características de la amnistía Internacional, son sus campañas publicitarias, a través de las pretenden generar conciencia a través de imágenes llenas de contexto y situaciones que afectan los derechos de la humanidad.
Stop Torture, lanzada en mayo, es la nueva campaña de Amnistía Internacional para acabar con la práctica de la tortura. Antes de su lanzamiento, Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, denunció las dos caras de los gobiernos respecto a la tortura: la ley lo prohíbe, pero facilita su práctica. La tortura está floreciendo en muchas partes del mundo. A medida que más gobiernos tratan de justificar la tortura en nombre de la seguridad nacional, se erosionan los constantes progresos realizados en este campo en los últimos treinta años”.
“Los Gobiernos sostienen que con la tortura y los malos tratos obtienen información valiosa”, señala Philippe Hensmans, director de la sección belga francófona de Amnistía Internacional. “Pero la historia ha demostrado que las personas torturadas están dispuestos a decir cualquier cosa para que el dolor pare – toda la verdad, sólo una parte o su opuesto”.
Para esta campaña utilizaron la imagen del Dalai Lama, éste se muestra con un rostro maltratado y una cita poco probable: “Un hombre que no tiene un reloj Rolex a los 50 años de edad no ha logrado nada en su vida”. También incluye una imagen de Iggy Pop con la frase: “El futuro del rock and roll es Justin Bieber”, y el diseñador Karl Lagerfeld con la frase: “La cumbre de la elegancia es la camisa hawaiana y tanga”. Las tres fotografías están encabezadas con el lema: “tortura a un hombre y él no te dirá nada” para poner de relieve tanto la inhumanidad como la ineficacia de la tortura como método de obtención de información.