Me dio a escoger entre cinco elotes. Unos tenían un grano más gordo que otros, pero todos ellos eran de buen tamaño, de uno que una aficionada del consumo del elote puede exigir. Tomó un palo de madera puntiagudo y lo clavó por debajo del hueso para que yo pudiera sostenerlo.
*Foto: Cooking Mamas
Tuve la grandiosa oportunidad de pedirle por tres pesos más, una embarrada extra de mayonesa. Le untó la cantidad que le pedí, le espolvoreó queso y chile “del que pica” y después de tomar una servilleta, me sentí decidida a clavarle los dientes en donde había más picante. Es 15 de septiembre cuando más se me antojan y, seguramente, cuando más los consume la gente.
Al comerme el elote, sentada en la banca de un parque, nunca pasó por mi cabeza la idea de que alguien pudiera transformar este alimento delicioso en una arma blanca y mucho menos, que a nada de celebrar el Grito de Independencia, se pudiera prohibir su venta por considerar peligroso algo que nos comemos con tanto gusto.
*Foto: Azteca América
Un elotazo. Eso es lo que temen en Culiacán, Sinaloa, en donde la venta de elotes quedó prohibida para estas celebraciones de la Independencia Mexicana. La gente, molesta porque cancelaron la presentación de Julión Álvarez para realizar el tradicional Grito, seguramente al terminarse su elotito, están pensando en convertirlo en un misil que lancen a la cantante Lucero, la encargada de presentarse como acto principal en las festividades patrias en la ciudad.
*Foto: Flick River
Probablemente, el operativo conformado por mil elementos, no serían suficientes para contrarrestar los ataques que la gente protagonizaría a través del lanzamiento de mazorcas, que puedan servir como proyectiles. Quizá más tarde, también deban prohibir el uso de bigotes artificiales para evitar que, ayudados por el resorte que nos colocamos en la nuca, los conviertan en una resortera con la que lancen huevos llenos de confeti a sus peores enemigos.
El gobierno, encabezado por Quirino Ordaz Coppel, ya tendrá entonces todo controlado para evitar que, a la plaza principal, accedan personas con explosivos, armas punzocortantes, y, por supuesto, mazorcas de elotes recién degustados.
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