Los descubrimientos de nuevas especies de flora y fauna nunca dejarán de sorprendernos porque son la muestra clara de dos hechos muy particulares: a pesar de los avances en investigaciones, los seres humanos seguimos teniendo un gran desconocimiento del planeta en el que vivimos y la criaturas que lo habitan, y que la evolución en las especies es algo que no se detuvo con el ser humano.
Cada factor que cambia en la Tierra afecta a las especies y las obliga a buscar formas más eficaces de sobrevivir, tener mejores herramientas de defensa e instrumentos naturales para poder adaptarse a los nuevos hábitats el ser humano y sus actividades han formados.
Cambio climático, deforestación y contaminación son factores que afectan a todo el mundo y la evolución de los animales es el claro reflejo de ello; aunque surjan nuevas especies, no las podremos apreciar por mucho tiempo, por la voracidad de la actividad humana provoca que justo cuando recién se descubren, tengan que declararse en peligro de extinción.
Este es el caso de la “rana de cristal” que un grupo de investigadores de la Universidad de San Francisco de Quito con el apoyo de científicos estadounidenses descubrieron en la selva amazónica de Ecuador.
Decidieron bautizarla como Hyalinobatrachium yaku y, según el estudio publicado en la revista especializada Zookeys, cuenta con particularidades que la distinguen de todas las demás especies de “ranas de cristal”.
Las señales para distinguirla son los puntos de color verde oscuro que decoran su cabeza y su cuerpo; además es el único anfibio de su especie que puede emitir un canto de larga duración, sosteniendo su alta frecuencia hasta por cuatro segundos.
Pero lo más llamativo de esta rana es que la piel que cubre su pecho es transparente y permite ver los latidos de su corazón a través de ella; el investigador Juan Guayasamin explica en el estudio que todas las ranas de cristal tienen la piel de su pliegue vientral completamente transparente, sin embargo la gran mayoría tienen el corazón de color blanco, por lo cual hace imposible que se aprecie el bombeo de la sangre roja que irriga sus cuerpos.
Las características que distinguen a esta nueva especie no son sólo físicas, también tiene peculiaridades reproductivas que la hacen especial; los machos de la Hyalinobatrachium yaku son los encargados de guardar los huevos debajo de hojas de un árbol hasta que eclosionan y caen en alguna corriente de agua, en donde se desarrollarán y alcanzarán la madurez necesaria para la sobrevivencia.
El agua es un elemento muy importante para esta especie; de hecho la palabra “yaku” se traduce como “agua” en el idioma amazónico ecuatoriano kichwa. Precisamente este elemento y la actividad humana es la que provocó que los científicos alertaran que, a pesar de ser una especie recién descubierta, ya se debe considerar en peligro de extinción y pidieron al gobierno de Ecuador que tome las medidas necesarias para garantizar que esta rana cristal que mide apenas dos centímetros de longitud pueda ser admirada por las generaciones siguientes.
Para que las ranas cristal yaku puedan establecerse y reproducirse necesitan estar cerca de corrientes de agua completamente limpias. La actividad minera y la construcción de carreteras provoca que las corrientes de agua del amazonas se contaminen, afectando el desarrollo de esta especie.
*
Podría interesarte:
La primera rana fluorescente del mundo que fue descubierta en Argentina
El escuadrón de élite ecologista que lucha contra la tala de árboles en el Amazonas
