En los últimos años la humanidad ha mostrado cada vez más interés por tratar de salvar al planeta y revertir de una forma u otra todo el daño que los humanos hemos ocasionado a la Tierra. No es para menos; los efectos del calentamiento global están a la vista de todos y segundo a segundo el universo se extingue por nuestra culpa.Hemos tratado de adoptar medidas sencillas que podemos practicar día con día, como usar focos ahorradores, reducir el uso del automóvil, tener plantas y pequeños árboles en casa y, la que pareciera una gran moda: volverse vegetariano.Para complementar el cambio en el estilo de vida, los que eligen adoptar una alimentación en la que está prohibido comer carne, también deciden que todos los vegetales que consumen deben ser orgánicos provenientes de granjas rurales, ya que de esta forma son más naturales, cuidan su salud y además provocan menos daños al medio ambiente.
Esta última afirmación puede ser muy debatible e incluso pone en duda si dejar de consumir carne realmente es una acción que ayuda al ambiente.
El crecimiento de las llamadas “compras éticas” representa el 10 por ciento del total de los comestibles, sólo en el Reino Unido. Además de los contaminantes que emiten los barcos, aviones y vehículos terrestres que son utilizados para transportar frutas, vegetales y legumbres para cumplir con la demanda a nivel mundial, otros factores que no se toman en cuenta son el cambio de uso de tierra para poder producir más alimentos. Un ejemplo es el aguacate que está acabando con la vegetación de las montañas de Michoacán en México, y el desperdicio de alimentos.El problema no es comer carne o vegetales, la principal dificultad para el medio ambiente es que los seres humanos tendemos a consumir los alimentos que nos gustan, y los gustos de las personas no son permanentes, son cíclicos y se transforman con el paso del tiempo, sin importar el impacto que esto le provoca al medio ambiente.Hoy, por ejemplo, consumir aguacate es algo que está creciendo a nivel mundial, pero cuando las personas descubran otro vegetal que les guste, se olvidarán de consumir el fruto mexicano y entonces todas las tierras que fueron ocupadas para satisfacer la demanda momentánea quedarán desperdiciadas e inevitablemente habrá aguacates que se pudran antes de siquiera poder llegar a los mercados y supermercados, porque la demanda disminuirá.
No se puede asegurar que tener una dieta vegana o vegetariana sea mejor o peor que comer carne con frecuencia. En definitiva, el sistema actual de producción y distribución de alimentos daña al medio ambiente sin importar qué tipo de productos se consuman más.Esta realidad podría cambiar si los países comienzan a trabajar en conjunto con los productores para conseguir un método sustentable que garantice cumplir con la demanda de alimentos, disminuir al máximo los desperdicios y además sean capaces de poder ofrecer comida que sea saludable para los habitantes.En conclusión, actualmente comas lo que comas, seas vegano o carnívoro, eres parte de un sistema de producción y consumo que sigue matando al planeta en el que vivimos.
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