Daban sus rondines. Esperaban no tener ningún incidente en los albergues, la situación en el país no permitía siquiera imaginar que habría que proteger de la rapiña a la gente que después del 19 de septiembre lo perdió todo. Pero, dijeran algunos, estamos en México, el país en donde todo puede pasar.
Cuando se supone que todo debería llevarse a cabo sin ningún problema, las autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública informaron a través de su cuenta de Twitter que capturaron a un hombre que se hizo pasar por voluntario en un albergue ubicado en Coyoacán. La situación se agravó cuando se dieron cuenta que intentó secuestrar a un menor de 12 años.
Este es sólo uno de los tantos casos que se presentaron durante las labores de rescate tras el sismo del pasado 19 de septiembre. La rapiña y los abusos en contra de la gente que colaboró y sigue ayudando recolectando víveres y transportándolos a los distintos centros de acopio, siguen presentándose sin importar la situación que vive el país.
*Foto: Twitter @SSP_CDMX.
La situación vivida en el albergue de Coyoacán no fue la única que tuvo que ver con delincuencia durante estos días en los que el sentimiento de desconsuelo era generalizado en el país. No perdonaron, incluso, a los que prestaron sus viviendas como centro de trabajo para poder rescatar a más víctimas de debajo de los escombros.
Esto sucedió con Ana Contreras, una mujer de 60 años que prestó el patio de su casa desde el pasado 19 de septiembre. El inmueble en donde habitaba Ana no presentaba ningún problema, sin embargo, un laboratorio colapsó a un costado de su vivienda en la calle Puebla, en la colonia Roma.
«Había en el suelo cajones de la cocina, de las recámaras; esculcaron las cosas de mis hijos y mis cosas, y se llevaron todo lo de valor», relató Ana al diario El Financiero. «Se llevaron ropa, dinero, tenía dos cochinitos llenos, uno de billetes y otro de monedas, ambos los rompieron y vaciaron».
*Foto: El Financiero.
Ana nunca se dio cuenta cuando vaciaron su casa. Ella, confiada, no regresó sino hasta el pasado lunes, día en que se dio cuenta que la situación en su casa no era menos complicada que la que se vivía afuera de ella. «Yo sé que hay mandos en este lugar, por eso nunca desconfié, se supone que no dejan entrar a nadie que no esté autorizado, y ahora resulta que no hay quien responda por los hechos», indicó indignada la señora Contreras.
Cuestionó la moral de aquellos que, abusando de su confianza, se permitieron robar su domicilio en medio de la situación lamentable que se vive en estos días. «Se trata de acciones que desde el punto de vista moral no tienen nombre, la gente que lo cometió no tiene vergüenza, cometer este tipo de actos en medio de la tragedia que vivimos», sentenció Ana después de levantar una denuncia en la Fiscalía de la delegación Cuauhtémoc por el delito de robo a casa-habitación sin violencia.
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