Dragones, basiliscos, gatos con cara de humano y muertos vivientes: en el imaginario popular de la Edad Media era común creer en seres fantásticos, entidades demoniacas y un sinfín de otras criaturas propias de una imaginación desbordada, provocada a su vez por una realidad que se explicaba a través de la fe; sin embargo, el hallazgo de un grupo de antropólogos de las universidades de Ferrara y Bologna bien podría formar parte de las creencias de la época.
El cadáver de una mujer encontrado en la localidad de Imola, al norte de Italia, sorprendió a los científicos no solamente por su alto nivel de conservación, sino porque entre sus piernas llevaba consigo otro pequeño esqueleto humano.
Después de desestimar las teorías de que la mujer haya sido enterrada vida junto con un recién nacido, una pregunta: ¿cómo llegó el recién nacido ahí? ¿Es probable que el embarazo de una mujer pudiera continuar aun estando muerta?
Uno de los efectos más conocidos después de la muerte es la acumulación de gases en el cuerpo inerte, síntoma inequívoco de la descomposición del organismo. Estos pueden inflar al cadáver y provocar un estado general de hinchazón que a menudo culmina con la expulsión de distintos fluidos por la nariz, los oídos o el ano.
En el caso de esta mujer (con un embarazo avanzado de aproximadamente 38 semanas de gestación), estos gases ejercieron tal presión que provocaron la expulsión casi completa del producto que cargaba en su vientre, un fenómeno poco usual al que los científicos llamaron expulsión fetal postmortem.
El estudio Neurosurgery on a Pregnant Woman with Post Mortem Fetal Extrusion: An Unusual Case from Medieval Italy publicado en World Neurosurgery determinó que la mujer falleció después de sufrir complicaciones propias de la eclampsia —un padecimiento que aqueja a las embarazadas— y fue enterrada de acuerdo a la costumbre de la época, acostada y en una posición boca arriba. El feto fue arrojado por el útero sin signos vitales y fue encontrado debajo de la pelvis materna, con la mayor parte del cuerpo fuera y sus piernas aún dentro de la cavidad pélvica.
En la actualidad, la expulsión fetal postmortem es extremadamente rara, pues hoy conocemos mucho mejor el cuerpo humano y sus distintos procesos, desde el embarazo, hasta el momento en que un cadáver comienza a descomponerse para volver a formar parte de la materia orgánica que a su vez, dará forma a otro ser vivo.