Desde que Donald Trump tomó la presidencia de Estados Unidos, se ha dedicado a cumplir sus promesas de campaña, con las que amenazó principalmente a todos los migrantes ilegales, una cacería de mexicanos, centroamericanos y musulmanes.
Trump le teme, especialmente, a los inmigrantes latinos, tanto mexicanos como centroamericanos. El último golpe que dio contra ellos fue cancelar el llamado Programa Central de Menores, con el que se le daba refugio a jóvenes originarios de Centroamérica que corrían riesgo en sus países de residencia.
El programa permitía que menores de 21 años que tuvieran padres viviendo en Estados Unidos de forma legal fueran considerados de manera “automática” para vivir en el país si no llegaban a calificar como refugiados.
De acuerdo con la CNN, el programa especial era una alternativa para los padres de familia “desesperados” que optaban por una entrada permitida a Estados Unidos en vez de recurrir a los traficantes de personas que ponen en riesgo la vida de los menores al cruzarlos al otro lado de la frontera.
La nueva medida contra la inmigración dificulta la entrada al país, a pesar de que los que soliciten el refugio y la protección se encontraran en situaciones de vulnerabilidad, asechados por conflictos sociales, violencia y crisis económicas.
*Foto: La Tribuna Hispana.
Ahora, alrededor de 3 mil menores ya no podrán ir a Estados Unidos y esa cifra, según la CNN, no incluye a las personas que se siguieran presentado para ser beneficiarios del programa. Hasta ahora, más de mil menores se habían visto beneficiados y se les había dado el permiso de viajar hasta EUA.
La mayoría de los solicitantes son ciudadanos que vienen de El Salvador, seguidos de Honduras y Guatemala.
El programa entró a revisión para su cancelación desde principio de años y tras el decreto de inmigración que firmó el republicano en la Casa Blanca. El pretexto de Trump para eliminarlo fue eliminar las “peligrosas redes” de delincuentes y pandillas, originarias de Centroamérica.