El erotismo, la calidez y la naturalidad del desnudo femenino

El erotismo

El erotismo

Más allá de su desnudez, encuentro hermosos sus ojos verdes, la finura de sus cejas y el detalle sensual de su línea de bronceado en la cadera. El pelo revolcado en el sillón se acomoda de manera suntuosa, el sol retoca los anillos de su mano, y parece que su cuerpo se embellece con la cálida luz que penetra por la ventana.

Quizás inspirada por la majestuosidad de su desnudez, me sugiere colocar una gran flor de la planta que aguarda al pie de la puerta. Absorto, y sin saber de qué habla me indica el lugar con la finura de su dedo índice, y me hace entender que no dejará la comodidad por levantarse. Corro a la puerta, arranco una hoja y se la doy; ella hace el resto, pues ella es la verdadera artista y yo soy tan sólo un prisionero de su gusto. Me dice que ella dirá con la mirada cuándo tomar la fotografía. Se cruza los brazos, acomoda el cuerpo y me mira con una profundidad que me cautiva, me eriza la piel y de manera autómata disparo el obturador. El resultado, su gran creación, es una justa evidencia de aquella belleza que me ronda la mente todos los días y que me forza a remitirme a su fotografía. La eterna musa y fotógrafa.

Tal es el trabajo realizado por la fotógrafa Megan K Eagles, quien a través de su lente ha encontrado una nueva dimensión del desnudo femenino. Fuertemente inspirada por las antiguas revistas Playboy, con una estética cuidada y distintiva de la publicación, Eagles retomó en su trabajo esa atención por detalles corpóreos de la desnudez; como marcas de bronceado y vello púbico. Partiendo de dichas características, la estética de Eagles refleja la sencillez, naturalidad y espontaneidad de sus modelos. Mujeres reales que a través de la Pentax MX 35 mm de la fotógrafa aparecen deshinibidas, orgullosas de su físico y con deseos por despertar el erotismo del espectador.

Senos que se vislumbran a través de la cortina, la desnudez que se aprecia tras el abrigo de piel, la sensualidad de una mirada o un contraluz que deja todo a la imaginación. La obra de Eagles nos recuerda que en realidad el erotismo está en los pequeños detalles, y que ante la cotidianidad que nos consume y agota, dejamos de apreciar aquellos pequeños lapsos que podrían encender todos nuestros sentidos. Basta con ver el camino de los dedos hacia unos rojos labios, o regodearnos con el juego entre una sensual mujer y su gato para transportarnos a una realidad en que el placer no está prohibido.



Eagles pertenece a una familia londinense de artistas, la cual influyó en el particular cuidado que tuvo a la hora de fotografiar desnudo, pues logró que sus fotografías no cayeran en lo vulgar y burdo, sino remarcaran la sensualidad. Aunque no tenía mucha habilidad para el dibujo como su familia, la fotógrafa de 28 años encontró que “la cámara ofrece un mecanismo para crear una obra maravillosa”. Su interés por fotografiar a las mujeres se remonta, como se dijo, a su interés por las publicaciones antiguas de Playboy, específicamente aquellas que definieron la década de las 60 y 70, pero además a las “poderosas, excitantes y hermosas” retratadas por Helmut Newton. Sin embargo, a diferencia de otros grandes fotógrafos eróticos que retratan la sensualidad femenina, la fotógrafa “presentó la sexualidad femenina vista por una mujer”. Y la diferencia, es notoria.

El desnudo femenino retratado por una mujer. Aunque parece una combinación ampliamente abordada por fotógrafas de todo el mundo, el trabajo de Eagle debe destacarse; sí por la sensualidad pero también por la naturalidad de las imágenes, colores cálidos que nos permiten conectar con las modelos y ser parte de un juego que raya en los límites de la admiración y el deseo.





Puedes conocer más de la fotógrafa en su página oficial, su Flickr y en su cuenta de Instagram. Todas las imágenes son propiedad de Megan Eagles.





























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