Si dices algo y no ofendiste a nadie, no dijiste nada.
El impacto que causan las acciones de una persona puede hacer la diferencia entre alguien común y un individuo que ha alcanzado la inmortalidad; en la década de los cincuenta, un hombre fue capaz de opacar la figura del recién fallecido Chuck Berry al presentar un acto que marcaría para siempre la historia del rock & roll.
Mientras tocaba su éxito “Great Balls of Fire”, Jerry Lee Lewis respondiendo a las provocaciones del interprete de “Roll Over Beethoven”, incendió el piano con el que se encontraba tocando para demostrarle al entonces máximo exponente de la ola rebelde que él, a pesar de no ser titular del concierto, también era capaz de encender a la audiencia hasta llevarla a un punto increíble de éxtasis. Aunque no se sabe con certeza si el acto de quemar su instrumento ocurrió en varias ocasiones, sólo una le bastó para ser apodado el “asesino del piano”.
Acciones como la de Lewis son las que convierten a alguien en leyenda. Esto es algo que muchos artistas tienen presente; así que, sin importar la disciplina por la que conduzcan su trabajo, el peso de sus conceptos o acciones los ha llevado a formar parte del catálogo de artistas polémicos cuyas obras han dado pie a diversos comentarios, tanto de la crítica, como de aquellos que han quedado sorprendidos por el contenido de su trabajo.
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Maurizzio Catelan
Si pudiéramos definir la obra de Catelan, sería con la frase “permítete reírte de ti mismo”. Sus trabajos constituyen una crítica y al mismo tiempo una burla hacia figuras públicas, instituciones e incluso otros artistas. Prácticamente cualquiera puede ser objeto de las creaciones de este italiano, por ejemplo, en 1993 rentó un espacio en la Bienal de Venecia a una empresa publicitaria, acto que tituló “Trabajar es un mal trabajo”.
Sin duda una de sus piezas más polémicas ha sido “La nona ora” de 1999, en la que representó a Juan Pablo II siendo golpeando por un meteoro, escultura que, evidentemente, ofendió a más de un católico alrededor del mundo.
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Jake y Dinos Chapman
Pocas personas pueden enfrentarse a la obra de los hermanos Chapman sin sentir que algo dentro de ellos se revuelve por lo menos un poco, no importa si es el estómago o sus sentimientos. El trabajo de estos dos hombres es capaz de mover las fibras más sensibles de una persona. Sus piezas se mueven a través de un discurso que abarca temas de hambruna, guerra y pobreza siempre con una fuerte crítica social de por medio.
En 2003, estos artistas ingleses compraron una serie de grabados hechos por Francisco Goya titulada “Desastres de la Guerra”, pero la adquisición no fue hecha con ánimos de coleccionar los trazos del pintor, sino que intervinieron cada uno de los dibujos cambiando el rostro de algunos personajes por grotescos rostros como parte de un trabajo al que titularon “Insult to Injury”.
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Jeff Koons
Conocido como uno de los artistas más importantes de lo que la crítica llama neo-pop, la obra de este neoyorquino ha sido fuertemente criticada por aquellos que la acusan de carecer de sentido por representar animales gigantes de globo como “Puppy” de 1992. A pesar de que años atrás Andy Warhol ya había hecho algo parecido, Koons ha sido criticado fuertemente por la producción en masa de su trabajo llevando incluso un sistema de colores y números para ayudar a sus empleados a colorear las piezas.
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Marina Abramovic
La polémica que persigue a esta artista serbia se debe a la manera en que conduce su cuerpo al dolor para mostrar el lado estético de este tipo de sensaciones. En 1975 presentó un trabajo que, bajo el título de “Lips of Thomas”, representaba su postura acerca del comunismo y el cristianismo; para demostrar su punto se sentó en un pedazo de hielo mientras se azotaba a sí misma, comía un kilogramo de miel y grababa una estrella en su estómago.
En “The artist is present”, Abramovic enfrentó a su audiencia invitando a los asistentes a mirarla a los ojos por tiempo indefinido; de hecho en muchos de sus performances invita a su público a participar por considerarles pieza importante de su expresión artística.
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Damien Hirst
Desde armarios llenos de medicamentos hasta animales muertos conservados en tanques llenos de formaldehído, la fascinación que este artista tiene por la muerte se deja ver en cada una de sus obras como una manera de representar la volatilidad de la vida; para lograr transmitir este mensaje, Hirst enfrenta a su público al inevitable ciclo de la vida. En obras como “A thousand years”, un montón de moscas devoran una cabeza de vaca y así queda retratada la fascinación por enfrentarse al proceso biológico de cerca.
Al ser el artista más rico del mundo, a menudo es criticado por la manera en la que lucra con su trabajo convirtiéndolo, según sus detractores, en “productos de base financiera”.
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Sanitago Sierra
Entre los temas más explotados por los artistas alrededor del mundo está el de la desigualdad social; sin embargo, este artista lo ha llevado a un nivel más extremo, por ejemplo, cerrando el Pabellón de España con una pared de ladrillos en la Bienal de Venecia en 2003; la única manera en la que la gente podía entrar a ese lugar era teniendo un pasaporte español. Entre otras prácticas, Sierra ataca al capitalismo y a la desigualdad.
Una de sus obras más sonadas con respecto a este tema fue “House in Mud” de 2005, el autor llenó el museo Kestner Gesellschaft con 400 toneladas de barro. Esto como una manera de representar la creación de un lago en Hannover en donde se utilizó a desempleados como mano de obra barata.
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Marco Evaristti
La controversia ha perseguido a este arquitecto chileno desde que en 1995 realizó una serie de pinturas con sangre de algunas víctimas de accidentes viales con el fin de crear conciencia acerca de la seguridad vial en Bangkok. Su fama por crear piezas con una carga violenta se ha extendido por todo el mundo. En el 2000 fue enjuiciado por cargos de crueldad animal después de presentar una exposición en Dinamarca con peces de colores vivos dentro de licuadoras, al no encontrar fundamentos para las acusaciones, el artista salió libre.
Una de sus obras que más ha causado horror en sus espectadores es la creación de una copia a escala de la puerta del campo de concentración en Auschwitz, pieza que fue fabricada con el oro proveniente de los dientes de los judíos que murieron en ese lugar.
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Esta es apenas una pequeña parte del trabajo que muchos otros autores están realizando alrededor del mundo, lo que nos lleva a pensar en la importancia que tiene la reacción del público para que una obra, junto con el artista que la produjo, alcance las dulces mieles de la fama y la posteridad.
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Fuente
The Culture Trip
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