Se dice mucho sobre Henri Toulouse-Lautrec. Algunos lo señalan como el artista que vivió entre prostitutas ahogándose en alcohol todas las noches. Otros dicen que ocultaba su homosexualidad en aquellos burdeles porque era con los hombres con quienes construía relaciones perdurables y profundas. Aquellos comentarios sólo son una muestra de envidia ante un genio que transformó el campo del dibujo y la ilustración. Más allá de las maravillas pictóricas que dejó, a Henri hay que recordarlo por revolucionar la relación entre el artista y el modelo.
Antes de que llegara Lautrec, el pintor era una figura superior que estaba por encima de las personas que retrataba. El individuo que posaba se convertía en la musa y podía ser desechado después de terminar la obra. Henri rompió con este estigma y convirtió la relación artista-modelo en una relación estrecha que duraba día y noche. Vivir dentro de los cabarets y convivir de cerca con las artistas nocturnas le brindó una percepción más afinada y certera de lo que debía extraer de cada ser.
Como ejemplo está su relación con Carme Gaudin, una prostituta del barrio de Montparnasse, a quien, cuando la vio por primera vez, Henri le dijo: “Es de primera, no parece una mujerzuela. Sería genial que fuera mi modelo”. Con estas palabras convenció a su amigo Henri Rousseau para que la abordara. Después de ella llegó Suzanne Valadon, una mujer que con su belleza posó para Edgar Degas, Renoir y Puvis de Chavannes. Lautrec fue quien sacó más provecho y durante casi dos años la tomó como pieza fundamental de su obra.
“La Buveuse” ( 1888)
Para conocer más de Lautrec es pertinente hacer un viaje por algunas de sus obras en las que muestra alguna parte de su vida.
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Henri era minusválido por una fractura en su niñez, lo que influyó directamente en su primera etapa como pintor.
“Alphonse De Toulouse-Lautrec”, (1881)
Debido a su condición, Toulouse comenzó a pintar paisajes desde los 16 años, anteriormente su obra se centraba sólo en dibujos. Como vivía en un enorme castillo con grandes terrenos de flora y fauna, su inspiración era todo lo que alcanzaba a ver dentro de esa área, principalmente las actividades de su padre, que era fanático de la caza y los caballos. Durante esa etapa él era como un observador inmóvil.
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Pintó un retrato de René Princeteau a los 14 años que lo ayudaría en el futuro a perfeccionarse en el arte del cartel.
“René Princeteau en su estudio” (1882)
Después de su exitoso examen en Toulouse, Henri viajó a París. Ahí le muestra sus obras a un amigo de su padre, René Princeteau. “A los 14 años copió un retrato mío que me hizo temblar”, dijo René. Él introdujo a Toulouse en el estudio del pintor León Bonnat, en donde terminó de aprender a pintar y dibujar, técnicas que aplicaría majestuosamente cuando elaboró carteles.
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Henri parodió el cuadro más importante de Puvis de Chavannes.
En 1884, donde se hacían las exposiciones más importantes de París, Puvis de Chavannes presentó su obra “Le Bois Sacré”, la cual se llevó incontables elogios del público. En dos días, Henri hizo una copia y corrección al cuadro de Puvis para una de las comedias musicales de Jacques Offenbach. La armonía de las ninfas del bosque es transgredida por el tumulto de los cabarets de París. Toulouse está de espaldas.
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Lautrec aprendió los efectos de iluminación con la obra “La orquesta en la ópera de París” (1869), de Edgar Degas.
En el primer plano de esta pintura se encuentra Désiré Dihau, gran amigo de Degas. Lautrec acudía con frecuencia a ver esta pintura y, dicen, rezaba ante ella. También llevaba amigos a apreciarla en las primeras horas de la madrugada después de una noche de fiesta. Edgar Degas muestra una iluminación rudimentaria provista por candilejas, las cuales proyectaban las sombras de los actores hacia arriba, exagerando sus rasgos faciales y dándole un efecto de caricatura. Henri utiliza esta técnica en el cartel.
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Toulouse Lautrec retrató a la mujer que creó el French Cancan.
De todas las hermosas mujeres que se presentaron en el Moulin Rouge, fue la Goulue quien inspiró los trabajos más célebres de Lautrec. Entre 1890 y 1895 ella era una de las más grandes artistas. Fue en ese entonces cuando la Goulue dio vida a su acto “la cuadrilla naturalista”, que se basa en el cancán. Toulouse inmortalizó este momento de invención en su cuadro “Moulin Rouge” (1890). La pintura fue comprada por el administrador del Moulin y lo colocó en la pared que daba al salón de baile.
Conoce algunas obras de arte que despiertan el erotismo.
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En la pintura “Les Almees” (1895) retrató a la Goulue, Oscar Wilde y Félix Fénéon, importante crítico de arte de la época.
Se puede apreciar bailando a la Goulue. El hombre de espaldas y con el sombrero de copa en primer plano es Oscar Wilde. Justo en la esquina inferior izquierda se encuentra Félix Fénéon, un anarquista parisino que escribía duras críticas de arte en La Revue Blanche, una de las revistas más importantes de la época que publicó obras de Paul Verlaine, Marcel Proust, León Blum y, por supuesto, de Henri de Toulouse-Lautrec.
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El diario “La Depeche” de Toulouse le pidió a Henri que hiciera un cartel para una novela del siglo XVIII. Henri creó su obra más dramática.
Le pidió dicho trabajo y Henri creó “El hombre ahorcado”, una escena que es iluminada por debajo para que las figuras sobresalgan con dramatismo contra un fondo oscuro. Este es uno de los cuadros más extraños de Tolouse que transmite mucha angustia.
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Una de sus últimas obras maestras es un cuaderno de dibujos sobre el circo.
Lautrec visitaba seguido el Cirque Medrano un par de años antes de su deceso. Cuando comenzó a dibujar en su cuaderno ya estaba internado en una clínica de rehabilitación poco antes de su muerte. Sus obras dan la impresión de que el artista estaba presente en uno de los palcos del circo, pero todo fue pintado de memoria. Esta es una de sus últimas obras maestras.
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Henri de Toulouse-Lautrec murió a los 36 años en los brazos de su madre.
Su vida en los cabarets lo condujo a un fuerte problema de alcoholismo que le provocaba lapsos de locura. Por si fuera poco, contrajo sífilis. Su salud fue en picada con los años y en 1897 lo encontraron tirado en la calle poco después de un delírium trémens. Fue internado en un sanatorio mental en 1899 y dos años después regresó a su casa para morir con su madre.
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Estas son historias que se encuentran detrás de algunas de sus pinturas. El hecho de que Lautrec viviera en los cabarets le otorgó un toque especial a sus obras, puesto que conocía el ambiente que retrataba. Si quieres saber más de este autor, revisa Toulouse-Lautrec y otros pintores enamorados de las prostitutas o los pintores más representativos del Impresionismo y Posimpresionismo.