He aprendido a caminar sola, pero de la mano de mi hijo…
Desde que terminé mi relación con el padre de mi hijo, pocas veces me he dado la oportunidad de conocer a alguien y cada vez se me quitan más las ganas.
Entiendo y respeto mucho la decisión de cada persona sobre cómo quiere su vida, con hijos o sólo en pareja y de verdad agradezco infinitamente la sinceridad con la que me han dicho que no es lo que buscan.
Lo que nunca entenderé es el rechazo bajo el argumento de que las madres solteras estamos en busca de un papá para nuestros hijos. Es una estupidez pensar que ese es el objetivo cuando todo este tiempo me he esforzado y trabajado para salir adelante.
Me da risa darme cuenta cómo es que la sociedad alimenta esas ideas, sin ponerse a pensar que como la mayoría, también me gustaría un compañero de vida, que me despierte con un mensaje de ‘buenos días’, que me escuche y apapache en los peores momentos, con el que me pueda desahogar, pero también festejar nuestros logros; una persona que comparta y se interese por mis pasiones… no un padre para mi hijo.
La gente tiene la idea de que al ser madres solteras no nos queda de otra que aceptar cualquier cosa, porque ‘ya nos dejaron’, ‘no merecemos más’, que estamos ‘urgidas’, pero, ¿saben qué? Están en un gran error.
Somos seres humanos con ganas de cumplir nuestros sueños, de encontrar el amor, con la diferencia que en nuestros planes siempre estarán presentes nuestros pequeñines y son prioridad.
Deben entender que ese tiempo que nos tomamos para atender los mensajes, llamadas, las citas, no se lo brindamos a cualquiera, pues lo que menos tenemos cuando somos madres solteras (y no es para hacernos las víctimas) es tiempo, pues debemos estar pendientes del trabajo, el hogar, los hijos y todo lo demás…
La primera vez que alguien me rechazó cuando le dije que soy madre soltera, me sentí rara. Inmediatamente, caí en cuanta que esa persona estaba muy equivocada.
Si quisiera un padre para mi hijo, me hubiera quedado con mi ex, pero no, no es lo que estaba buscando y no estoy dispuesta a soportar que nadie, absolutamente nadie juzgue o critique mi situación.
Estoy orgullosa de lo poco o mucho que he logrado con mi hijo como motivación. He decidido caminar sola y detenerme para seguir mi camino sólo cuando llegue una persona que se enamore de mi esencia, de mis locuras, pasiones y todo mi ser.
Por ahora, somos mi hijo y yo contra el mundo.
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