Te amé como a nadie nunca y, hasta ahora, no lo he dejado de hacer; el que te hayas sido no significa que yo te he olvidado, sigues aquí, caminando junto a mí, en mi espalda, en las yemas de mis dedos que te acariciaron tantas veces, en el aroma del café por las mañanas y en cada una de las canciones que escuchábamos juntos, y hasta en las que no, también estás allí.
Aún con este sentimiento, me he dado la oportunidad de salir con otras personas, de conocerlas, no buscarte en ellas… y amarlas.
Pero no funciona. No ha funcionado con nadie nunca que no hayas sido tú.
Después de ti, no volví a amar a nadie igual
Trabajé noche y día para que tu recuerdo no se convirtiera en un fantasma que me cerrara el corazón, pero es que tu amor fue tan bondadoso que ni siquiera intentó hacerlo… siempre me quisiste ver feliz, aun no estando aquí.
Pero no funciona… nadie ha logrado conquistarme hasta las entrañas, nadie me ha enamorado hasta enloquecerme, con nadie nunca he vuelto a sentir paz, felicidad, sobre todo, amor.
No he vuelto a sentir mariposas en el estómago y tampoco cosquillas en el corazón, nada desde que te fuiste; lo he intentado, te lo prometo, y ellos también lo han hecho, pero no funciona.
No busco a alguien que se parezca a ti, porque no hay nadie, ni cerca porque tú fuiste único. Busco, más bien, a la persona que me quiera como soy, que me ame desde la punta del pie hasta el último cabello, que esté dispuesto a darlo todo por mí así como yo también lo estaré.
Pero no llega. Al parecer tú te llevaste todo el amor del mundo, todo que no me dejaste un poco acá abajo.
No tengo prisa, sé que todo sana con el tiempo y éste también se encarga de arreglarlo todo, pero a veces es inevitable pensar que, probablemente, no llegue nadie a quien vuelva a amar nunca. Nadie a excepción de ti.
Te extraño todos los días y aunque ya aprendí a vivir con tu ausencia, no hay día que no piense en ti, que no hable contigo o que piense en acudir a tu celular para escribir un mensaje que sé que nunca vas a leer.
Mi corazón es tan grande que estarás dentro de él siempre, porque allí te atesoraré, porque, después de ti, no volveré a amar a nadie nunca igual.
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