La historia está llena de hombres infieles y mujeres que son tachadas de malditas cuando se convierten en “las oficiales” después de “irrumpir” en un matrimonio o una relación. Hay muchos ejemplos de esta historia como Camila y el ahora rey Carlos III, Clara Chía y Gerard Piqué y otros más.
El tema es que casi siempre terminan funando a las mujeres pero no tanto así con los hombres y esto tiene un trasfondo machista.
Y es que, a pesar de que ya existen movimientos como el #MeToo enfocados en la equidad de género en las denuncias de abusos sexuales, en redes sociales se sigue cancelando a la mujer que se mete en una relación y al hombre infiel lo ignoran o no le tiran tanto odio.
De hecho, existe un estudio realizado por Gleeden (web especializada precisamente en público femenino) en Europa en 2019 en el que el 77% de las encuestadas revela que la infidelidad femenina está peor vista socialmente que la masculina. Y, lo más sorprendente, es que esta percepción la comparten en muchos casos las propias mujeres.
En esta encuesta se puede ver que, a nivel europeo, cuatro de cada diez consultadas admite que a ellas mismas les parece más grave que una mujer tenga relaciones infieles en comparación que si lo hace un hombre.
El mismo estudio desvela que hay situaciones en las que la infidelidad femenina es peor vista, por ejemplo: un 70% la ve más grave que la masculina cuando la pareja espera un bebé, un 63% cuando la pareja parece feliz, un 61% en casos en que la pareja ya te ha sido infiel, y la mitad de las consultadas cuando el otro miembro de la pareja ha engordado mucho o incluso no quiere tener relaciones sexuales.
¿Pero por qué el dedo siempre apunta a la mujer?
La infidelidad es “un tabú universal y aún así es universalmente practicado”, afirma la psicoterapeuta Esther Perel en su libro The state of affairs: rethinking infidelity (“La situación de los amoríos: repensando la infidelidad”).
La experta, considerada una referente actual en temas de relaciones amorosas modernas, asegura que al rededor de la infidelidad hay una “nube de culpa y secretismo” que socialmente se atañe en particular sobre las mujeres, tanto cuando engañan como cuando son engañadas.
El asunto aquí es que los expertos afirman que las leyendas, cuentos, historias y películas de amor y románticas son principalmente dirigidas a un público femenino, entonces, cuando alguna mujer rompe esos esquemas en los que la sociedad femenina ha crecido, suele ser la más atacada por poner en duda todo lo que les ha ofrecido la cultura. Una mujer que rompe un matrimonio o es infiel, es más juzgada porque hay muy pocas historias que afirmen que eso es normal en el género. En cambio, un hombre que es infiel es más normalizado porque crecimos sabiendo que es algo normal para su género.
Y si perdonas una infidelidad, también te juzgan
Pero aquí las críticas no solo van para la mujer que formó el triángulo, también van para aquella que se atreve a perdonar al traicionero.
La novia o esposa que engaña y la amante que “rompe” con una familia sufren el castigo moral de la sociedad. La desgracia es que ahora, tras la normalización del divorcio, también la que perdona al marido infiel es juzgada.
“Operamos bajo este paradigma en que la monogamia equivale a amor y cuidado, y la no monogamia significa que la persona no se preocupa por ti”, explica Alicia Walker, autora del libro The secret life of the cheating wife: power, pragmatism, and pleasure (“La vida secreta de la esposa infiel: poder, pragmatismo y placer”), publicado en noviembre
Por este estigma, “muchas personas mantienen la infidelidad de su pareja como un secreto para evitar ser juzgadas por decidir quedarse con él y eso puede derivar en aislamiento”.
7 formas de perdonarte después de haber cometido una infidelidad