A pesar de años de investigación, testimonios, estudios y documentales, hasta la fecha todavía no se ha podido comprobar la existencia del Adrenocromo o a lo que llaman ‘droga de los Illuminatis‘, que según la BBC, “son una especie de grupo subversivo que pretende terminar con los gobernantes en turno”.
Para lograrlo, según expertos, la persona a prueba debería estar dispuesto a hacer cosas atroces y aunque nadie se ha atrevido (aún), esta sustancia ha servido como temática de diferentes manifestaciones artísticas, sobre todo en la cultura pop.
Existen varias teorías que envuelven al origen del Adrenocromo, lo que sigue siendo un misterio; sin embargo, hay aspectos que se comparten…
Herencia de sangre
Desde hace muchos años ha existido la costumbre del sacrificio ritual con el fin satisfacer a los dioses por medio de ofrendas para así tener la gracia de sus favores.
En estas ceremonias se ofrecen desde semillas hasta sangre animal o humana. Según diferentes culturas, entre más grande la petición, mayor el sacrificio.
La sangre en particular siempre ha tenido cierto cariz místico y religioso, un áurea sagrada difícil de ignorar, un canal directo de comunicación con divinidades y fuerzas más allá del plano terrenal; y conforme fueron evolucionando las religiones, la gente se dio cuenta de que no bastaba un cuenco lleno de sangre tibia, hacía falta que el sacrificado se sometiera a cierto procedimiento para hacer la sangre más apetecible a los dioses.
El ingrediente secreto
Las culturas fueron perfeccionando el sacrificio ritual hasta descubrir que, entre más asustada y estresada estuviera la víctima, más eficacia tenía la ceremonia; por tanto, los métodos de tortura, incluso el uso de ciertas drogas, evolucionaron generación tras generación hasta poder nombrar el ingrediente secreto: adrenalina.
La adrenalina es una hormona secretada por las glándulas suprarrenales que se transporta por el torrente sanguíneo a distintas partes del cuerpo, dependiendo de en dónde sea más necesitada.
Por ejemplo, si se trata de un atleta, funciona como disparador de energía y fuerza; si se trata de una persona en peligro, la adrenalina alerta los sentidos, dilata las pupilas para una mejor visión, desencadena mecanismos de supervivencia ocultos en el cuerpo y eleva la presión sanguínea; si se está expuesto a una experiencia extrema, ésta actúa en el cerebro como una puerta abierta a cualquier estímulo, hasta el más mínimo, incluso, existe una muy alta posibilidad de percepciones extra sensoriales.
Adrenocromo, ¿esto se fuma o se inhala?
Al notar los efectos de la adrenalina en el ser humano –puesto que al realizarse los rituales parte de la sangre era ingerida por quienes ofrecían el sacrificio–, inició cierta oleada de adictos al Adrenocromo, que no es más que un compuesto generado de manera natural por el organismo, en pocas palabras, la sangre adrenalizada.
Es decir, cuando las víctimas eran sometidas a torturas físicas y mentales, los oficiantes del ritual, con la experiencia y las costumbres heredadas, localizaban el pico más alto de la adrenalina, para después asesinarla, ya que la sangre estaba totalmente contaminada por la hormona y así podían beberla, al tiempo de experimentar sus efectos.
Actualmente, para un consumo más puro es extraída directamente de las glándulas suprarrenales (arriba de los riñones), las arterias principales o la médula espinal. Una persona produce aproximadamente 10 cc de Adrenocromo.
Aunque ya son muy pocas las culturas que siguen llevando a cabo sacrificios humanos, esta costumbre pasó a manos de cultos y sectas formados por miembros de élite social –como los Illuminati–, quienes disfrazan estos actos como eventos sociales exclusivos.
Una vida por un viaje
Existe toda una subcultura que afirma que el Adrenocromo es real y que se vende de manera clandestina por la ‘deep web’ a precios estratosféricos. Sin embargo, para conseguirlo, la persona debe estar dispuesta a someter a otro ser humano, primero a torturas y luego a la muerte.
Varios testimonios afirman que sus efectos no tienen comparación (alucinaciones, euforia, incremento de los sentidos, de la energía y de la fuerza). Esta droga iría mucho más allá de cualquier viaje de ácido.
En tanto se sigan creando mitos alrededor de esta droga, habrá gente dispuesta a todo con tal de probarla, lo cual acarreará dos cuestiones: la primera, que caigan en manos de charlatanes y estafadores; mientras que la segunda, que se aventuren, de manera cruel e ignorante, a generar ellos mismos el Adrenocromo, sin importar lo trágico que pueda resultar.
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