Doña Florinda no era el personaje más querido de ‘El Chavo del 8’, pues llegaba un punto en el que terminaba cayéndonos mal por su forma de ser tan despectiva.
Era una mujer que se sentía superior a sus vecinos, de hecho hasta le daba su cachetada a Don Ramón al considerarlo poco inteligente.
Con su hijo era lo mismo, lo vestía con su traje de marinerito para convencer al resto de que tenía mayores ingresos económicos y compararlo con los otros niños del lugar.
Sin embargo todo se trataba de una farsa, pues al igual que los que habitaban ‘la vecindad’, ella no estaba tan bien en sus finanzas como aparentaba.
De hecho, a la única persona que trataba bien era a su enamorado, el profesor Jirafales, que parecía estar mejor económicamente, pero solo era el traje, la realidad es que su sueldo no era tan bueno.
Todo esto para destacar que existe un síndrome que lleva el nombre de este personaje, Doña Florinda, el cual se utiliza para exhibir a aquellas personas de pocos recursos que odian a sus pares.
Qué es el Síndrome de Doña Florinda
El autor Rafael Ton plantea en su libro ‘El síndrome de Doña Florinda’, que los ‘doña Florinda’ o ‘don Florindo’, son aquellas personas de escasos recursos económicos que odian o desprecian a sus pares por esta razón.
Hay quienes buscan la manera de dar una imagen distinta a su realidad, viviendo en barrios que apenas y pueden costear o utilizando ropa y comprando cosas fuera de su alcance.
Todo lo hacen con el objetivo de presumir y hacer de menos a personas que atraviesas sus mismos problemas financieros.
De hecho, por eso es que se utiliza a Doña Florinda de referencia, y el síndrome lleva su nombre. No hay mejor forma de representar este problema que afecta a nuestro país, donde existe una línea bien marcada que divide a la clase alta de la baja.
En el caso de Doña Florinda, tenía la gran fortuna de que Federico, el papá de Quico, le dejó una pensión antes de perderse en alta mar. Este dinero lo ocupaba para pagar la renta y de pronto darse uno que otro gustito para ella y su hijo, pero su realidad era otra.
La prueba está de que vivía en el mismo sitio que aquellas personas a las que despreciaba y miraba hacia abajo, incluso, su ropa interior la colgaba en el mismo tendedero que Don Ramón.
Te recomendamos:
8 estereotipos que nos enseñó “El Chavo del 8” que muestran la ignorancia
El Chavo del 8 es hijo de Don Ramón y una sólida teoría lo demuestra