Conocer realmente a alguien es una tarea que puede tomar años. Somos seres inestables que cambiamos de piel cada que nos viene en gana, de un mes a otro o de un segundo a otro. Vamos dejando un camino de cáscaras viejas y cuando miramos atrás, no reconocemos el acartonado reflejo de rostro impreciso que alguna vez fue nosotros. El cambio es ineludible y es una respuesta a la necesidad de adaptación o de evolución; sin embargo, hay algo en nosotros que por más que pasen los años no va a cambiar. Esencia le llaman algunos, alma, aura, espíritu, eso que nos hace ser nosotros sin importar las circunstancias.
Se dice que para reconocer la verdadera esencia de una persona se puede hacer a través de sus fotografías. La captura de un instante donde el tiempo no transcurre y las almas se pasman, el retrato de una persona incapaz de viajar en el tiempo. En el brillo de nuestros ojos podemos ver nuestros sueños y esperanzas reflejados; en nuestra sonrisa vemos la autenticidad o falsedad de nuestros actos, y la interacción que tenemos con el rededor nos indica cómo es que percibimos nuestro mundo. Mirando fotografías, la vida pasa, literalmente, frente a nuestros ojos. Hacemos un recuento de las cosas, revivimos memorias y hasta despertamos viejas emociones. Podemos fabricar historias, recrear situaciones, e interpretar el más mínimo detalle de la composición gráfica.
Con esto en mente, al ver las imágenes de alguien a quien no conocemos, podemos indagar en su personalidad y en su historia de vida; proyectarnos en ellos a partir de nuestras vivencias o simplemente ser testigos de un momento congelado. Si tenemos referencias de la persona a la que estamos observando, empezamos a tejer historias y las imágenes cobran vida para recrear escenas que no conocimos. Cuando miramos las fotografías que más abajo se exponen sabemos de quién se trata: es Julio, el Cronopio Mayor, aquel escritor argentino, el autor de “Rayuela”. Pero, ¿quién era Julio Cortázar?
Más allá de sus letras, —y eso ya es decir mucho—, ¿quién se esconde tras la vestimenta de Julio Florencio Cortázar? ¿Quién se oculta detrás de las páginas de sus libros o del humo denso de su pipa? ¿Quién es el hombre sin la pluma y el papel? Mucha información se ha filtrado hacia nuestros oídos con respecto al autor, pero falta que nos aventuremos en el inexplorado mundo de su vida cotidiana, del detrás de cámaras, de su vida fuera de la literatura. Te invitamos a que hagas un ejercicio de observación imparcial, dejando de lado todo lo que ya conoces de Julio Denis e interpretes a partir de tu imaginación las fotografías que a continuación se presentan.
Fotos de Julio Cortázar
Julio Cortázar cuando niño, Suiza, 1916
Julio Cortázar, 1930
Julio Cortázar y Carol Dunlop juegan al cíclope fotográfico, París, 1980
Manja Offerhaus y Julio Cortázar para “Alto el Perú”. Foto por Carol Dunlop
Cortázar en Saignon, Francia, 1971
Julio Cortázar y su gata Flanelle. Foto por: Antonio Marín Segovia
Julio Cortázar conoció a Carol Dunlop en Canadá, en 1977
Julio Cortázar con su madre, María Herminia Descotte, Austria, 1963
Cortázar con el novelista y ensayista cubano, Manuel Pereira
Cristina Peri Rossi y Cortázar, París, 1973
José Alias con Julio Cortazar, París
Carol Dunlop y Julio Cortázar, París. Foto por: José Alias
Cortázar con su trompeta. Foto: Alberto Jonquiéres, 1967
Julio Cortázar en París, 1974. Foto por: Corbis
Julio Cortázar en Buenos Aires, 1983. Foto: Dani Yaco
Julio Cortázar sosteniendo una botella que parece ser de algún licor
Julio Cortazar en Plaza de Coyoacán, Ciudad de México, 1983. Foto: Renzo Gostoli
Estas polaroids ilustran el libro “El Último Combate”, una colaboración entre Julio Cortázar y el artista plástico Julio Silva. Este libro es un homenaje a la amistad entre los dos Julios y reúne la totalidad de sus colaboraciones desde su primer encuentro, en 1955. El ‘combate del siglo’, como ellos lo llamaron, sucedió en el verano de 1972, en Saignon, Francia.
Julio Cortázar en París, 1974. Foto por: Corbis
Un niño coloca flores en el cabello de Julio
Cortázar bebiendo mate, bebida típica argentina
Julio Cortázar en La Habana, Cuba, 1966
Un Julio Cortázar joven, Buenos Aires, 1938
Cortázar jugando con un teléfono
Aurora Bernárdez y Julio Cortázar en un viaje a India, 1956
El día de la boda con Aurora Bernárdez, 1953
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