A David Cronenberg no hay que tratar de entenderlo, su encanto radica en el ejercicio cinematográfico de fragmentar la narración para ofrecer visiones tan fascinantes como íntimas, donde la profundidad y el absurdo siguen caminos paralelos. Para muchos un director cáustico, pero sin duda siempre fiel a su particular estilo.
En su más reciente película: “Cosmópolis”, Cronenberg realiza una adaptación del libro homónimo del escritor Don Delillo, donde se muestra una sociedad distópica al borde del colapso a consecuencia del modelo capitalista.
Retomando la idea del lenguaje cinematográfico propio de Cronenberg, a lo largo de “Cosmópolis” hace múltiples alusiones al pintor Mark Rothko, autor de obras complejas que en un primer acercamiento se muestran hoscas, pero en el fondo representan piezas llenas de fragilidad ante el placer y el dolor. Frente a ellas, el espectador se expone a grandes segmentos de color: rojos, negros y ocres, tonos del espejo donde el receptor se enfrenta consigo mismo en una experiencia de vacío que le permite reencontrarse con la existencia. El protagonista Eric Packe, (Robert Pattinson) es un joven exitoso en el mundo de las finanzas. A lo largo de la película da muestra de obsesiones tan contradictorias como estúpidas, actitudes que pueden ser entendidas con naturalidad por la índole del personaje. Una de esas obsesiones es querer comprar La Capilla Rothko de Nueva York (Rothko Chapel).
La forma en que Cronenberg pretende asociar a su personaje con Rothko recuerda aquel famoso inicio del capítulo 19 de Rayuela de Cortázar: “Sí, vos sos más bien un Mondrian y yo un Vieira da Silva”. “Cosmópolis” se desarrolla en las calles de Nueva York. El protagonista permanece la mayor parte del tiempo deambulando por la ciudad en una limusina, donde realiza todas sus actividades laborales e íntimas. El objetivo de Eric Packe dentro de la película es muy claro, pero desvía la atención por ser algo tan mundano como un corte de cabello. Para los que pretendan encontrar en “Cosmópolis” una historia contada de principio a fin podrían tenerla si siguen ese hilo conductor.
Sin duda la problemática de la cinta resulta más actual que futurista, pues cuestiona temas como el poder y el dinero retratando cierta crisis de época. Desafortunadamente la mayoría de los diálogos son planteados de forma eruditamente estéril. “Cosmópolis” –fría y claustrofóbica– es la prueba de que una película puede ser provocativa aun sin crear afinidades profundas con los espectadores. Dir: David Cronenberg País: Francia-Canadá-Portugal-Italia Año: 2012 Guión: David Cronenberg