En alguna universidad de Caracas, Sergio se graduó a los 22 años de Ingeniero Industrial, junto a su amigo de la infancia llamado Héctor. Después del acto de grado, fueron a celebrar en un restaurante de la ciudad con algunos compañeros de estudio y las familias de cada uno.
Ambos jóvenes eran bastante cercanos. Sergio tuvo que aprender a defenderse desde muy pequeño, pues fue el menor de 5 hermanos, lo que implicaba que si no hacía, algo lo molestaban.
No sólo aprendió a defenderse a sí mismo, también adquirió las ganas de defender a los demás, fue así que conoció a su amigo Héctor, cuando ambos tenían 5 años. Un día, en algún preescolar de Caracas, al pequeño Héctor lo molestaba un niño mayor. Lo empujaba y lo maltrataba, entonces Sergio decidió socorrer aquel compañero. El niño mayor dejó de molestar a Héctor y Sergio se ganó un amigo para todo la vida…
La madre de Sergio era una señora jovial, a pesar de haber tenido cinco hijos. Aquel día se llenó de orgullo al ver al más joven recibiendo el título de profesional. Estaba feliz de tener vida y ver a todos sus hijos preparados para las adversidades.
La madre de Héctor, también orgullosa, estaba feliz de poder celebrar ese día con su único hijo. Además, la llenaba de esperanza el hecho de que tuviera un gran amigo como Sergio, a quien veía como un hijo.
Después de esa reunión, fueron a continuar la celebración en la casa vacacional de un colega que pertenecía a la misma promoción. La fiesta tenía todo: tragos, música, piscina y mujeres. Sergio y Héctor recordaron muchos momentos, desde cómo se conocieron en preescolar y que desde entonces fueron como hermanos.
-¿Te acuerdas el día que nos comenzó a gustar la misma chica? – preguntó Héctor.
-Claro. Al final ella era quien nos coqueteaba a los dos. Teníamos 14 años – respondió.
-¿Te acuerdas cuanto tiempo dejamos de hablarnos?
-Creo que fueron unas dos horas.
Ambos rieron.
– Total, ese día prometimos jamás volver a pelear por una mujer. ¿Recuerdas el viaje de promoción en bachillerato?- agregó Sergio.
-¿Cómo olvidarlo si en ese viaje conocí a Natalia? Pero qué chica tan linda.
–¿Todavía piensas en ella?
– De vez en cuando.
La fiesta continúo hasta el amanecer. Todo el mundo se fue a su respectivo hogar apenas salió el sol, para pasar la resaca.
Al llegar a casa, a Sergio le esperaban felicitaciones de sus tíos, abuelos, primos y amigos, que llamaban para elogiar el logro del joven. Contestó varias llamadas, básicamente todas eran iguales “Te graduaste, felicidades” dijo un tío lejano; “Bien hecho” gritó un primo.
Ahora Sergio tenía una nueva meta: conseguir un trabajo estable. Por suerte, la empresa en la que había hecho su pasantía tenía una vacante y logró quedarse en ella.
¿Qué le esperaría a Sergio en ese ambiente de trabajo?
Nada. Volvió a la realidad.
Sergio despertó en un avión que salió de Maiquetía a un destino que no conocía.
No se graduó con Héctor porque murió a manos del hampa un mes antes de la ceremonia, y Sergio no pudo defenderlo como lo hizo cuando tenían cinco años. Su madre tampoco estuvo para felicitarlo, pues enfermó de cáncer en los huesos y uno de sus cuatro hermanos se la llevó a España para tratar la grave enfermedad, ya que en Caracas no se consiguen los medicamentos necesarios. Los otros hermanos también se marcharon a destinos desconocidos.
Sergio no contestó ninguna felicitación, no tenía ganas. Tampoco hubo fiesta con piscina y cerveza porque ya nadie quiere celebrar cuando gente inocente es asesinada a diario. No hubo ceremonia, ni acto de grado, ni noche de celebración para Sergio. No había trabajo esperando porque aquella empresa donde hizo pasantía, cerró antes de que él terminara de graduarse.
En esa ciudad ni esperanza le quedaba. Todos los recuerdos felices se volvieron amargura después de la muerte de su amigo.
No sólo nos encontramos con un Sergio en Maiquetía, son muchos. Son fáciles de reconocer porque llevan los ojos llenos de amargura y todos tienen el mismo objetivo: dejar un país que está vacío, para probar suerte en lo desconocido.
Sin importar las dificultades, las personas buscan a diario seguir adelante, y para reflexionar sobre nuestro continente te dejamos los Libros para entender el pensamiento de Latinoamérica, así como 15 películas para entender la realidad latinoamericana.