En los calvarios gélidos de mis noches
Padezco insomnio agridulce.
Bajo la sombra de un árbol,
En la frontera que divide
Al infierno del cielo,
A lo inmortal de lo moribundo,
Dejo que sus hojas
Ahoguen y quiebren los huesos
De mis esperanzas.
Que el sueño
Vuelva a enamorarse
De mis párpados ebrios
Mientras sobre sus ramas
Acuesto la utopía misma
De mi propia muerte.
Pintura de Roberto Ferri