Veo a todos con sonrisas enfermizas,
haciéndose daño, provocándose,
en una constante lucha de ver quién puede más
y que, el primer lugar, se llevará las lágrimas del otro.
Prefiero serte fiel, aunque
tenga que soportar estos nudos,
que apenas me dejan vivir, y
esta asfixia que me provocas al pasar.
Eres la aguja de este pajar,
que por suerte o cualquier cosa que haya sido,
te encontré, pero con una incertidumbre
de la existencia recíproca.
Mi rivalidad no eres tú,
es mi duda que limita mis acciones,
es el temor a escuchar pretextos,
al verte caminar sujetando otro pensamiento.
Mueves tu mano de lado a lado,
dándome a entender que estamos despidiéndonos,
que comenzaras un viaje nuevo
sin mover tus pies y despertarás en un lugar diferente.