La Sala Comunidad de Madrid-Alcalá 31 acoge la exposición Thomas Ruff. Series, una muestra con la que es, hasta la fecha, la mayor retrospectiva dedicada al fotógrafo alemán.
Fotografía por: Rafael Ordóñez
Ruff es considerado uno de los fotógrafos internacionales más importantes nacidos en los últimos años, y uno de los más enigmáticos y prolíficos de la conocida ‘Escuela de Düsseldorf’, grupo al que pertenecen fotógrafos excepcionales como Andreas Gursky, Thomas Struth, Candida Höfer y Axel Hütte.
La exposición Comunidad de Madrid-Alcalá 31 reúne obra fotográfica de Ruff procedente de siete de sus series: ‘Maschinen’, ‘Nacht’, ‘jpeg’, ‘photogram’, ‘m.a.r.s.’, ‘zycles’ y ‘cassini’.
“Cassini”, ©Thomas Ruff, VEGAP, Madrid, 2013
¿Existe para usted lo que se llama ‘Escuela de Dusseldorf’, qué dice ese concepto para usted?, ¿se siente parte de ese grupo de autores?
Al principio Andreas Gursky, Candida Höfer, Axel Hütte o Thomas Struth teníamos cosas en común como el uso de los grandes formatos, pero luego cada uno siguió su propio camino. Por supuesto que a los artistas les encanta este tipo agrupamientos y nombres de escuelas. Pero supongo que sí, que hay algo común en el resultado de nuestro trabajo, más allá de los grandes formatos, quizá sea el uso de la tecnología.
¿La experimentación es un artista, una necesidad creativa o un estatus?
No estoy interesado en tener un estilo único, de manera que según una obra mía sea reconocible, la dirección y el método que han tomado msi obras responde a mi propia curiosidad. Soy una persona curiosa, quiero conocer cosas y si veo algo que no entiendo trato de analizarlo.
©Thomas Ruff, VEGAP, Madrid, 2013
Usted reconoce que no es un fotógrafo de los que va con su cámara a todas partes, ¿qué es lo que hace un artista como usted con la cámara de su teléfono?
La cámara de mi teléfono móvil la uso como cuaderno de notas, como si hiciera bocetos con ella, pero no son trabajos terminados.
Al ganador del World Pressphoto, Paul Hansen, le reclamaron la foto en formato RAW para verificar que era real, ¿hemos perdido toda fe en la fotografía documental?
Sí y no. Desde el nacimiento de la fotografía las fotos han sido manipuladas, como los soviéticos que ponían y quitaban a personajes en sus fotos según les convenía. Sólo con el encuadre hay una decisión que toma el fotógrafo y una realidad que parcela. Luego la publicidad no ha hecho otra cosa que mentir con las imágenes y si le añades a todo esto la manipulación digital pues el resultado es que sí hay cierta crisis en la confianza.
Tomar fotos de la web de la NASA para convertirlo en un trabajo propio como hizo en su serie ‘m.a.r.s’ ¿no es renunciar a la fotografía o es una labor del fotógrafo?
Bueno yo para poder hacer estas fotos tendría que haber tenido un cohete, combustible, etc.. (Ríe). Así que me topé con estas imágenes que son realmente increíbles en la web de la NASA y que te animan a usar y compartir. Convertí a las imágenes en parte de mi trabajo; las modifique de manera que pareciera que estás volando sobre marte, lo que es una ficción.
“m.a.r.s.”, ©Thomas Ruff, VEGAP, Madrid, 2013
¿Podríamos decir que esta es la fotografía más pura? Más que nunca se basa en la mirada del fotógrafo hasta el punto que prescinde de la cámara.
No, porque si miramos a la cámara y su evolución hay miles de posibilidades técnicas que combinar para hacer una foto. La gente no sabe hasta qué punto las cámaras que están usando son muy limitadas y las más tontas del mundo de la fotografía.
Los precios de la fotografía están alcanzando niveles altísimos, ¿a qué se debe esto?
Es algo completamente inesperado, quizás es porque ha aumentado el interés por la fotografía y el mercado es muy exclusivo. Aunque no es sólo la fotografía, es el arte en general; la fotografía como parte del mercado del arte ha alcanzado esos precios porque hay gente con el dinero y la disposición a pagarlos. Cuando empecé a hacer fotografía nunca pensé que podría vivir de esto. Pensé que haría mis fotos comerciales y dedicaría mi tiempo libre a mi trabajo artístico. Esto cambió a finales de los ochenta, lo que quizá tenga que ver con el cambio generacional entre los coleccionistas. Los viejos coleccionistas no valoraban la fotografía como parte del arte. Eso ha cambiado en los últimos treinta años: el interés por la fotografía ha incrementado y su valor se ha multiplicado.
©Thomas Ruff, VEGAP, Madrid, 2013
¿Cuántas copias de una foto le parecen razonables para el mercado del arte? ¿Dos, diez, treinta, cien?
Depende, tres, cinco, depende en mi caso. Hay una ley que viene de la televisión que dice “seis copias es todavía un original”, así que seis, asegura riéndose.