Cuando en 1902 a Sadakichi Hartmann le intercambiaron el escenario de un teatro de vanguardia en Nueva York por una casa de burlesque, le quitaron la posibilidad de que un público interesado presenciara el primer “concierto aroma” de la historia.
Más de 100 años después, esta experiencia sensorial se llevaría a cabo por un grupo de artistas quienes propusieron un viaje a Japón en sólo 16 minutos.
Sadakichi Hartmann, periodista y crítico de arte, fue abucheado por quienes acudieron al lugar a ver mujeres durante aquella presentación desastrosa de 1902. La propuesta de Hartmann consistía en propiciar un ambiente en el que la audiencia hiciera un viaje, a través del olfato, desde Nueva York hasta Japón, lugar de nacimiento del artista. Por medio de una sucesión de aromas que recreaban sitios específicos, Hartmann propuso un ambicioso proyecto que, desafortunadamente, no sucedió.
Sus compatriotas norteamericanos del Instituto de Arte y Olfato decidieron dar la atención que se merece un proyecto de este calibre y reinventaron la propuesta de Hartman un siglo después. Saskia Wilson Brown es la mente detrás de este concierto olfativo y, junto a un equipo de trabajo, desarrolló los medios para llevarlo a cabo.
La creación del ambiente se divide en módulos, cada uno representa los sitios por los que sucede el viaje: desde “la salida” en Nueva York hasta el arribo a Japón. Saskia y su equipo aseguran que en realidad sólo retoman la idea rectora del proyecto, pues Hartmann no pudo presentar bien a bien el desarrollo del mismo sobre el escenario.
Fotografía por: Bennett Barbakow
En la idea de la representación de Sadakichi Hartmann, los pasajeros “zarpaban” en un barco en el puerto de Nueva York; el ambiente estuvo diseñado por el propio Hartmann como actor y otros más disfrazados de geishas. Fue el mismo Sadakichi quien llevaba a los viajeros por la ciudad nipona a través de su voz narradora, estos tenían los ojos abiertos y evocaban el sitio por medio del aroma de esencias florales. Para dispersar los olores por la habitación, el artista utilizó marcos de madera en los que sostuvo gasas impregnadas de los aromas. Esta información fue obtenida por Saskia de los archivos de Sadakichi Hartmann en la Universidad de California, además de documentarse en un libro que adquirió en un mercado de pulgas.
Para el Viaje a Japón en 16 minutos, el equipo de Saskia diseñó un itinerario más moderno con el empleo de tecnología, diversidad de fragancias y la exaltación de todos los sentidos, no sólo el del olfato. Los pasajeros “abordan” una camioneta que los lleva al aeropuerto, sólo después de adquirir su boleto. Cuando han llegado a Japón lo saben, aunque llevan los ojos vendados, por los aromas que inundan el lugar. Una máquina diseñada por profesionales de la instalación propaga las esencias en el sitio en el que, también, se escucha el sonido de un avión y rebotan las luces brillantes de Tokio.
Diseño por: Design by Micah Hahn
La gente no puede ver porque este viaje pretende concentrar la atención en los aromas y los sonidos que produzcan las imágenes en los viajeros. Un par de otros artistas crearon una composición sonora especial que se activa de acuerdo al momento del viaje: el despegue del avión, el ruido del caminar de las personas, las voces en Japón, etc.
Fotografía por: Bennett Barbakow
Las fragancias secundan la propuesta auditiva para enfatizar las situaciones, así, cada una está compuesta por entre 10 y 30 ingredientes y se utilizan para cada módulo del viaje. El trayecto al aeropuerto huele al paso de los camiones y de comercios cercanos, para el avión huele a combustible gracias al alquitrán de abedul, el metro de Tokio despide un olor a almizcle y madera seca, mientras que el centro de la ciudad guarda un olor a ruibarbo y la habitación del hotel tiene aroma a flor de naranja. La última parada huele al extracto de la hoja de Barosma Betulina (buchu), un aceite natural que potencializa el momento a través de avivar los recuerdos.
Fotografía: Institute for Art and Olfaction
Fotografía: Institute for Art and Olfaction
Diseñaron, además, una máquina del aroma que dispersa en la dirección correcta las fragancias del viaje. El dispositivo cuenta con atomizadores que ejercen presión hacia los ventiladores para que estos despidan los aromas de manera uniforme. Controlado por un circuito electrónico personalizado, las válvulas y los ventiladores pueden ser manipulados manualmente con un interruptor simple o a través de un programa que ejecuta toda la secuencia.
Fotografía: Institute for Art and Olfaction
Fotografía por: Bennett Barbakow
Exactamente 112 años después, la gran obra de Sadakichi Hartmann vio su realización gracias a la tecnología y el empleo de recursos naturales. Viajar a Japón significaba para el poeta volver a sus raíces, al menos, por medio de los sentidos o a través de la literatura: a Hartmann se le reconoce el mérito de haber escrito los primeros haikus en inglés, además de una extensa obra con referencia nipona. También fue uno de los primeros críticos en escribir acerca de la fotografía sobre la cámara de Alfred Stieglitz. Hartmann murió en noviembre de 1944, en Florida.
Se tiene programada la inauguración del viaje para enero de este año.