Las series de televisión han dejado de ser una propuesta alternativa de la pantalla para convertirse en rito y culto de los que nos arropamos en la calidez de casa y “devoramos” temporada tras temporada, capítulos y personajes que nos hacen viajar a parajes ignorados o situaciones diversas; este es el caso de The Crown, la serie que Netflix presentó en el 2016 hasta ahora y cuenta la historia de la reina Isabel II de Inglaterra, quien a la edad de 26 años ascendió al trono (1953) siendo esposa del príncipe Felipe, matrimonio que en noviembre del año pasado cumplió 69 años.
Este producto audiovisual tuvo un presupuesto de 130 millones de dólares sólo para la primera temporada, que consta de 10 capítulos, un dato revelador de una realización espectacular para el nivel que puede tener cualquier filme de alto costo. Cada capítulo de una hora de duración nos muestra el universo de esta mujer tímida, enamorada, madre y reina de un estado después de la Segunda Guerra Mundial, donde la figura del político inglés Winston Churchill tenía un papel relevante.
Sus conflictos familiares, su matrimonio, ese binomio difícil de sobrellevar como educadora de sus hijos y máxima representante del imperio británico, nos envuelve a través de diálogos y conflictos intensos y con la lenta profundidad enriquecedora de una obra de arte. Si todo esto no es suficiente para que te entren deseos por devorar esta serie, entonces las siguientes cuatro razones lo harán.
La segunda temporada de esta serie se publicó el 8 de diciembre del 2017 igualmente protagonizada por Claire Foy, Matt Smith, Vanessa Kirby, entre otros actores. También constó de 10 episodios de 1 hora cada uno, aunque en realidad se sienten en cuestión de minutos.
En la temporada tres cambiaron los personajes y se apropió del protagonismo la ganadora de varios premios, Olivia Coleman y otros actores como Tobias Menzies, Helena Bonham Carter, Ben Daniels y Jason Watkins. La historia en esta tercera temporada toma lugar de 1964 a 1977 y entran nuevos personajes como Lady D, Camila Shand y sucesos importantes como la muerte de Winston Churchill.
1. Una serie ganadora de premios
En los premios Globos de Oro del 2017, que ofrece la prensa extranjera a las realizaciones del año, The Crown obtuvo el de Mejor Serie Dramática y Mejor Actriz Protagónica para Clarie Foy, quien interpreta el papel de Isabel II y en ella obtuvo un Emmy a la Mejor Actriz en un Papel Principal en una Serie Dramática en el 2018, ya habiendo participado en la segunda temporada.
Si hay un acápite especial en esta serie es precisamente las actuaciones. A la ya consagrada Clarie Foy se le suman la de John Lithgow (Winston Churchill), Vanessa Kirby (princesa Margarita) y Matt Smith (príncipe Felipe). Todos con un registro actoral inteligente, sobrio (como no puede ser de otra manera) y exquisito en cada detalle gestual, nos transmiten los monstruos o ángeles que conviven en los caracteres que representan, la admirable credibilidad desde la más simple de las frases hasta la forma de llevar la ropa de época. La proyección escénica es tan honesta y profesional que nos hace asumir y disfrutar de los seres humanos que interpretan, la esencia que los hace actuar más allá del linaje o el esplendor que los rodea.
2. Presenta una mirada más íntima de la reina Isabel
The Crown pudiera considerarse como parte de una trilogía de su creador Peter Morgan, pues este guionista trató la vida de la reina Isabel II en la película “The Queen” y en la obra teatral “The Audience”, ambas protagonizadas por Helen Mirren.
Quizás obsesionado por este tema o por esta mujer de 90 años que aún se mantiene en el poder, vuelve a ofrecer esta especie de crónica y nos presenta otras aristas hasta ahora desconocidas de la monarca; una mirada más íntima a sus orígenes, sus responsabilidades como estadista, ser humano y una honda disección a la Inglaterra de los años 50. El guión de esta obra es soberbio, con mucha información asequible, posee un lenguaje cuidadoso de acuerdo a la época, enfatiza hechos históricos trascendentales y toca esa fibra necesaria, real, de lo que puede ocurrir cuando se cierran las puertas del palacio y dentro sólo quedan las almas que lo habitan.
3. Es dirigida como si fuera una película
Uno de los directores principales de la serie y colaborador del guionista Peter Morgan es Stephen Daldry, a él lo conocemos por sus películas nominadas al Oscar: Billy Elliot (2000), The Hours (2002) y El lector (2008).
En la propuesta es notable la mano de un director de cine, la sensibilidad de un artista que nos traslada por una época y personajes, como si fuera algo cercano y cálido, con la habilidad de quien sabe cómo dirigir actores, dónde poner la cámara, la utilización de los planos para cada diálogo e intencionalidad del texto, el sentido del ritmo de edición, la fluidez de una historia que no por conocida deja de ser nueva y atrayente.
Un momento delicioso de The crown es la coronación de Isabel II. Fue un hecho televisivo sin precedentes en la historia de este tipo de eventos, y la serie lo registra con una singularidad de alto vuelo estético, sublimando la conjunción de todas las especialidades técnicas y artísticas, la polifonía de los conflictos de cada personaje y la combinación de imágenes de archivo muy bien mezcladas con las grabadas para la serie.
4. El soundtrack es increíble
Cada vez es más habitual que muchos de los realizadores de cine incursionen en el mundo de la televisión mediante las series, y éstas se producen como si de una película se tratara, por ello, no es extraño ver en los créditos los nombres de artistas cinematográficos.
En The Crown encontramos en la música a Hans Zimmer, autor de trabajos inolvidables para Interstellar, El rey León, Telma and Louise, Gladiador o El último samurai, por sólo citar algunos ejemplos. Los temas musicales de esta serie son perfectos para acompañar las situaciones dramáticas, la atmósfera de cada ambiente donde la dirección de arte, el vestuario y la escenografía nos hacen sentir cada escena como si fuéramos testigos de los hechos, en esa comunión armónica indispensable para creer lo que nos cuentan.
La primera temporada de The Crown contempla el período de 1947 hasta 1955,y la segunda se centra en la vida del príncipe Felipe y la crianza de Carlos, el primogénito, quien fuera esposo de Lady Di. La serie intenta recrear en cada temporada los acontecimientos más importantes de cada década del reinado de Isabel y, por supuesto fue importante envejecer los personajes, por lo mismo, actores tomaron el relevo, un reto de continuidad dramática para sus creadores y expectativa incrementada para los seguidores.
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