I’m a loser, baby.
So why won’t you kill me?
‘Loser’ – Beck
En la memoria de cientos de fanáticos de la cultura popular, aún aparecen vestigios de la cinta “Superbad” cuando se habla de incomodidad social. Los tres torpes protagonistas de la hilarante cinta tienen distintas dificultades sociales que los catalogan como unos completos perdedores: Uno pasa todo el día hablando sobre sexo, su mejor amigo parece ser normal pero es otro adolescente incómodo y el tercero, McLovin, es la absoluta representación de un fracaso social que probablemente jamás logrará conectar con una mujer antes de que acabe el año. El trío extraño creado por Seth Rogen y Evan Goldberg tiene éxito en su misión de diferentes formas, pero no es más que una fantasía adolescente y más que eso, sirve como ejemplo de cómo se desarrolla la deficiencia en las interacciones sociales.
La poca habilidad para interactuar con diferentes personas es consecuencia de distintos factores como el miedo al rechazo, ansiedad social y por “poca práctica” que eventualmente aumenta la dificultad de crear vínculos con otras personas. Aunado a eso, los individuos con baja capacidad de entender el funcionamiento de las costumbres sociales, se ven expuestos a una presión mayor en cada momento que fracasan al acercarse a un grupo. Romper el hielo es el primer paso y probablemente el más difícil a enfrentarse pero con los conceptos correctos la incomodidad de sentirse ajeno al resto del mundo puede desaparecer lentamente.
Los siguientes pasos, si se siguen adecuadamente, ayudarán a reducir la ansiedad social y eliminar los pensamientos negativos que suelen “congelar” a alguien antes de interactuar con otra persona. “Romper el hielo”, aunque sencillo, puede verse como un proceso complejo que se simplificará con estos ligeros conceptos.
Crea interacciones simples
La concepción común es que romper el hielo depende de una sola persona, pero existe un método para hacer que la otra parte se vea inmersa de una forma no tan directa. Hacer peticiones o pedir favores pequeños, se desarrollará una pequeña interacción que se verá continuada y facilitará el proceso de conversación. Puede parecer complejo al no encontrar un punto de partida estable y forzarlo resultará contraproducente, así que dejar que las cosas fluyan es el mejor consejo. Si en ningún momento existe la oportunidad de acercarte a alguien que te resulte atractivo, es mejor dejarlo ir para evitar crear más ansiedad a partir de ese fracaso.
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Realiza preguntas
Existen malos consejos para hombres que aseguran que impresionar a una mujer es la mejor forma para comenzar, pero eso puede ser percibido de forma negativa, especialmente porque involucra el uso de “frases de ligue” y no hay nada más patético que eso. La naturalidad de entablar conversación con simples preguntas es la forma más fácil de romper el hielo. Es difícil acercarse a alguien que no conocemos por el miedo de que ejerza un juicio sobre nosotros, pero eso es inevitable pues todos lo hacemos al descubrir a una nueva persona.
Al preguntar tomamos el papel de quien hace el juicio e inmediatamente motivamos a que la otra persona revele un poco de su persona y a cada paso puede que se descubra mucho más. Sin embargo, tampoco es recomendable hacer demasiadas preguntas, sino también dejar espacio y notar si la otra persona está interesada en saber más del entrevistador. No abuses. Así la atención que solemos prestar hacia nuestra inseguridades se verá distraída y balanceada con el resto de la conversación.
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Haz una declaración
Probablemente es la mejor forma de acercarse a una persona sin forzar una interacción. Hacer una declaración junto a una persona sin dirigirla directamente hacia ella puede hacer que se desarrolle una conversación. Crear un comentario sobre el clima o sobre un escenario en común en el que ambos se encuentren, como comentar algo sobre una pintura si ambos la están mirando, seguramente resultará aunque sea en un breve intercambio de palabras. Desarrollarlo como ejercicio para reducir la ansiedad es primordial, además de que sirve como un ensayo para “romper el hielo” y finalmente crear una conexión con alguien que queremos conocer.
Aún si durante nuestros años de juventud nuestra personalidad se comparó con el trío incómodo y torpe de “Superbad” es importante saber que acercarse a una persona que nos atrae no es imposible. Las normas sociales, la ansiedad y distintos elementos que atormentan a las personas que tienen dificultades para conectar deberían ser ignoradas para ofrecer una libertad más amplia. Nuevas historias llenas de experiencias no están lejos de nadie, sólo hace falta una pregunta, un favor, o una declaración para comenzar un capitulo más en nuestra extraña existencia.
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Fuente: PsychologyToday.