Un vacío en el estómago, una mirada imprecisa y una sonrisa nerviosa empezaron a apoderarse de ti cada vez que veías a esa persona con alguien más. Te daba rabia pensar que te estuviera engañando, preguntaste si tus suposiciones serían reales, aunque todos te decían que sólo estabas inventando historias en tu mente, ahí estaban, justo a la mitad de todo: los celos.
Todo lo que hicieran o no hicieran los demás te daba lo mismo. Que la gente fuera o viniera, que cualquier persona estuviera con cualquier otra, ¿qué más daba? Tu mundo era libre e independiente del resto, no importaba lo que pasara afuera… hasta que te enamoraste. Fue entonces cuando lo que hace el otro comenzó a cobrar importancia.
Antes de que puedas hacer algo, ya es muy tarde; es como si le hubieras abierto la puerta a los demonios. Ya no sabes qué hacer para mejorar tu relación, para sentir más seguridad, para dejar de dudar a cada momento de que sólo es a ti a quien quiere. Ya estás hasta el cuello de hundido en esa manía de querer controlarlo todo, quieres continuar, pero seguir así parece una locura. ¿Y ahora qué?
Los celos son una reacción natural cuando sentimos que lo nuestro peligra en seguir siéndolo. Y justamente ahí está el primer problema: en percibir al otro como si fuera una posesión. Segundo problema: a veces desconfiamos demasiado, y eso se genera desde adentro por inseguridades nuestras.
Abrir los sentimientos implica darle rienda suelta a todos ellos, no sólo a unos cuántos. Cuando nos enamoramos, todo se percibe como un torrente increíble de sensaciones, deseos, ilusiones y expectativas que nos hacen quebrar horizontes e ir más allá del límite de lo que creíamos poder sentir. Pero así como nos abrimos a poder experimentar el amor, también estamos expuestos a las bajas pasiones y es justo ahí donde se torna peligroso si no se sabe manejar. Si ya cruzaste esa línea, es hora de que tomes en cuenta esto:
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Identifica de dónde vienen los celos
Lo que vivimos siempre influye en cómo nos sentimos y por ende, en cómo actuamos. Muchas veces, el entorno familiar en el que vivimos, si estamos demasiado presionados o incluso las cuestiones hormonales van más allá de sólo “influir” en nuestro comportamiento y se convierten en la clave para entender “por qué nos ponemos así”.
No digamos que nunca hay razones para sospechar, porque siempre habrán situaciones que se nos escapen un poco de las manos, pero más veces de las que quisiéramos, nos inunda esa rabia de celos, como una ola que no podemos parar. Antes de ceder ante los bajos instintos e impulsos, cálmate, salte un poco de tu esfera y contempla la situación desde afuera para llegar a una conclusión. Nunca hay que actuar sin antes pensar.
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Ten más seguridad en ti
Sé consciente de ti. El respeto siempre empieza por uno mismo, y si no eres capaz de dártelo, sentirás que no hay nadie que lo haga. Tu pareja te eligió por algo, porque lo que tienes no lo encuentra en nadie más, así que, si estás consciente de todo lo que hay en ti, no tienes porqué dudar que te elegirá cada vez.
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Aprende a respetar su individualidad
Cada persona debe tener su espacio y su tiempo y por más enamorados que estén, nunca es sano estar pegados si no van a poder tener también sus ratos de sosiego para estar solos o para salir cada quién con sus amigos. ¡El mundo de cada persona es aparte! Piensa que tener una relación es para ampliar horizontes, no para poner barreras.
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Ten siempre tus propias actividades
Mucha gente se atormenta sola porque se ata cada vez más y más a su pareja. No pueden dejar de pensar en ella y entonces todo lo que hacen en el día lo relacionan directamente con la otra persona. Esto es lo más tóxico y peligroso que se puede hacer: perder la individualidad. Siempre hay que conservar —o buscar, en caso de que no se tengan— cosas que hacer, que sean sólo tuyas y de nadie más.
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Da un “salto al vacío” y aprende a confiar
Somos humanos y hay muchas cosas que no podemos controlar. Siempre habrá alguien que se fije en tu pareja y tienes que aceptarlo. También siempre habrá alguien que se fije en ti y también tu pareja tiene que aprender a aceptarlo. Así como entre ustedes pudieron ver lo mejor de cada uno, alguien más lo hará y es completamente normal. El hecho de que alguien más fije sus ojos en cualquiera de los dos no quiere decir que se irán corriendo con esa otra persona. Ten siempre en mente que si están juntos, es por algo: agárrate bien los pantalones, trabaja en esa confianza y lánzate a creer en tu pareja.
Sabemos que es difícil sobreponerse a los sentimientos, sobre todo cuando son intensos, pero mantén la calma, que todo tiene solución. Si realmente quieres estar con esa persona, más les vale que estén bien, y que aprendan a quererse como es debido: en libertad.
Para animarte, aquí hay te dejamos una canción:
“Hold on tight when you find and throw your life around it, and the rest of all will work itself out”.
