Ni el corazón, ni los riñones, pulmones o páncreas. El órgano más importante de tu cuerpo, aunque parezca una afirmación un poco extraña, es la piel, pues a través de ella absorbemos tantos nutrientes como si estuviéramos comiendo o bebiendo agua. Gracias a que cubre todo el cuerpo, esta pequeña pero potente capa nos protege de las infecciones y bacterias que se encuentran volando en el ambiente; basta con ver lo fácil que se infectan las heridas hechas con una navaja o un cuchillo para darnos cuenta de la importancia de ésta, y aún siendo tan importante los cuidados que le damos a veces son casi inexistentes.
A pesar de su resistencia, la piel tiende a desgastarse constantemente, aunque no parece gran cosa, cada día perdemos un gramo de piel a causa de la renovación; de modo que cada persona desecha 20 kilogramos de piel muerta a lo largo de su vida. Debido a esto, los cuidados que le damos no sólo a nuestro rostro, sino al cuerpo en general tendrían que ser mucho más estrictos de lo que ya son para evitar problemas que incluso podrían ser fatales.
Si bien no se trata de un mal precisamente mortal, tener los poros abiertos es probablemente uno de los males más temidos que puedan atacar la piel. La explicación es simple, provocan acné y le dan un aspecto sucio a toda tu cara a pesar de que la laves constantemente. Debido a que las causas de esta condición van desde lo genético hasta la rutina que sigues, los tratamientos para combatirla son demasiados, aunque puedes seguir estos consejos para al menos reducir sus efectos en poco tiempo.
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Lava tu piel por la noche y la mañana con jabón neutro. También asegúrate de quitar todos los restos de maquillaje en tu rostro, ya que éstos pueden hacer que tus poros acumulen suciedad y se abran más.
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Deberías considerar dejar de fumar, beber alcohol y comer alimentos grasos constantemente. Si de repente esto te parece imposible, puedes bajar poco a poco el consumo hasta que desaparezca.
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Procura exfoliar tu piel al menos una vez al mes. A menos que tu piel sea muy sensible, puedes alargar el tiempo entre exfoliaciones. Estos procesos te ayudan a limpiar y suavizar tu piel naturalmente.
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Puedes hacerte una mascarilla con claras de huevo para tensar y tonificar la piel. Sólo tienes que aplicarla sobre tu cara y dejar que seque, después puedes retirar normalmente con agua fría. Repite al menos dos veces por semana.
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Los probióticos y el ácido láctico del yogur natural te ayudarán a eliminar las bacterias que producen acné y además reducirán el tamaño de tus poros impidiendo que se abran en exceso.
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Aplica un poco de jugo de pepino con una esponja sobre tu piel durante 15 minutos. Gracias a que es un astringente natural, esta fruta no sólo te ayudará a cerrar tus poros; también dará brillo y una bonita textura a tu rostro.
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Frotar tu rostro con unos hielos envueltos en un paño te ayudará a tensar los poros. Aplica este tratamiento por la mañana y por la tarde. También puedes usar agua fría para sustituir los hielos.
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Mezcla un poco de jugo de limón con miel y aplica sobre tu rostro. Deja reposar durante 10 minutos para que el ácido cítrico exfolie tu piel y reducir la apariencia de tener poros abiertos, después enjuaga. Para tener buenos resultados tienes que seguir este tratamiento por un mes.
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Haz una mezcla de bicarbonato con agua y aplica sobre tu rostro con movimientos suaves. Esta es una combinación ganadora si quieres regular el ph de tu piel y eliminar la suciedad; aplica sólo durante 30 segundos. Aunque si tienes piel sensible es mejor que tomes cualquier otra opción.
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No hay aliado más grande para combatir los poros abiertos que el vinagre de manzana. Este producto no sólo regulará el ph de tu piel, sino que gracias a sus propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias te ayudará a prevenir el acné.
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Nadie puede acostumbrarse a verse mal o sentirse sucio a causa de factores que ni siquiera comprendemos del todo, de modo que cuidar de tu piel y todo tu cuerpo debe ser fundamental para evitar problemas mayores no sólo en tu aspecto, también en la salud de todo tu cuerpo.