Si eres talla 9, eres plus size. Según la industria de la moda, las modelos plus size son aquéllas que rebasan la talla 8.
En ese sentido, la inmensa mayoría de mujeres mexicanas lo somos, pues según el estudio “¿Cuánto mide México? El tamaño sí importa”, elaborado por la Cámara Nacional de la Industria del Vestido (Canaive), la talla promedio de las mujeres en el país es la 11. Este mismo fenómeno ocurre en Estados Unidos, donde el promedio de la población femenina es de talla 14, pero se considera modelo plus size a quienes están entre la 6 y la 12.
Espantoso, ¿no es cierto? Pero además, es una clasificación tramposa por la industria de la moda, quien disfraza de apertura a las “chicas de talla grande” en las pasarelas cuando en realidad son mujeres reales. Si aun así, piensas que tu cuerpo no es el “correcto” y estas artimañas mediáticas te han hecho aborrecerlo, estas son las cosas que debes saber:
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Nunca tendrás a nadie contento, pero tu cuerpo no lo aprueban los demás sino tú
A las personas no les va a gustar cómo vistes y eso no tiene nada que ver con las tallas. Así seas talla 0 o talla XL, siempre habrá alguien que piense “¡cómo se atreve a ponerse eso!” Por eso, delante del espejo, procura que la única voz que escuches sea la tuya. Las demás jamás van a estar de acuerdo contigo —así como tú tampoco estás de acuerdo con los demás y juzgas a las personas sin conocer lo que sienten—.
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No eres una criminal, deja de tratarte como tal
No encajar en las tallas pequeñas no te vuelve una criminal. Contrario a lo que puedas pensar, no es un delito salirse de las tallas establecidas. Sólo piénsalo y verás lo absurdo que es creer que sucede de esa manera. Deja de juzgarte como si tuvieras que pagar una condena por ello, basta de lacerarte con ideas negativas sobre ti. No eres una criminal, sino sólo un ser humano que se esfuerza por agradarle a los demás y se siente frustrada al no lograrlo.
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Aprende a aceptarte y disfrutarte, nadie más lo hará por ti
Sí, es cierto, no estás en la talla que quisieras. Pero adivina qué: a lo largo de tu vida habrán muchas otras cosas que no te gusten y no podrás hacer nada con ello más que aceptarlo con amor. Con el paso de los años envejecerás, tu cabello perderá brillo, tu piel dejará de ser tersa, y cuando eso pase, ¿también te rechazarás como lo estás haciendo ahora?
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No confundas peso con salud
Ni todas las chicas delgadas son sanas, ni todas las chicas gordas están enfermas. Claro, es verdad que el peso extra no es conveniente en cuestiones de bienestar físico pues puedes padecer enfermedades como la diabetes, cáncer, complicaciones cardiovasculares y más. Sin embargo, muchas mujeres llevan hábitos saludables y aun así no consiguen perder ni un gramo o les cuesta más trabajo que al resto. No lo tomes de manera tan radical, mantenerse sana es sencillo.
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El odio a ti misma no soluciona nada, sólo empeora las cosas
Tus horas de llanto frente al espejo, las tardes de frustración cuando vas de compras y sientes que “todo se te ve horrible”, el dolor que sientes al ver en Instagram a chicas delgadas que lucen espectaculares mientras tú maldices tu vida y tu cuerpo no te harán perder peso. Incluso, aumentarán tus ganas de comer de manera compulsiva, lo que es un círculo vicioso que te lastimará más.
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Si no te amas ahora, ¿cuándo?
¿Estás esperando bajar de peso para amarte?, ¿vas a aceptar quien eres cuando la ropa te quede mejor?, ¿te sentirás feliz y orgullosa de tus logros una vez que la báscula te dé permiso para hacerlo? Es dañino pensar así. El día de hoy, eres quien eres, el valor que tienes no depende de gramos ni centímetros; tu autoestima no puede pender de algo tan efímero.
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Trátate como si fueras tu mejor amiga
“Te ves asquerosa”, “mira nada más estas lonjas”, “pareces una cerda”. Quizás algunas veces te has sorprendido diciéndote a ti misma cosas tan dolorosas como ésas. ¡Basta! Cuando te hablas así, tu cerebro no diferencia de dónde recibe el mensaje, simplemente lo adopta en su base de recuerdos y ya. Con el paso del tiempo, comienzas a creer lo que dices de ti misma sin que te des cuenta. Cuando tengas ganas de hacerlo, piensa ¿le dirías algo así a tu mejor amiga?
La industria ha llamado plus size a una talla que, prácticamente, cumplimos todas las mujeres. Nocivamente, nos hace sentir diferentes al resto, como si nuestros cuerpos fueran un error. Algo que es completamente estúpido.
Boquiabiertas, vemos las pasarelas y añoramos cuerpos que son las excepciones del resto de las mortales. El problema no es que las modelos sean delgadas, el problema es que creemos que es nuestra obligación imitar sus cuerpos, lo que a veces no sólo resulta traumático sino mortal.
Detente, acepta quién eres ahora. Si no tiene solución —porque es médica o físicamente imposible— admítelo y reconoce que este es el cuerpo con el que vivirás por el resto de tus días y que tu deber es amarlo, cuidarlo y disfrutarlo. Si la tiene, haz algo al respecto, pero siempre desde el amor hacia ti misma —sin exigirte de más, sin apresurarte a un cambio radical de la noche a la mañana, sin restricciones tan duras que seguramente romperás tarde o temprano— y sobre todo, sin el temor ni el rechazo impuesto por otros.
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