Tú también caíste cuando leíste a Sabines, pensaste en él o en ella y sonreíste al recordar cómo –desde que esa persona llegó a tu vida– convirtió tus días en una dramaturgia y tus noches en una llama de incertidumbre, pasión y locura:
“Y sépalo usted, que el amor llego a mi vida,
y no tocando la puerta, o entrando por la ventana
como dicen que llega…
Ha llegado derrumbando la casa,
tumbando las paredes,
arrancando el piso,
sacudiendo el alma…”
—Jaime Sabines
Glorificar el dolor es lo que te ha llevado a tan tremenda confusión: el amor de tu vida y tu alma gemela no son la misma persona. Los budistas siempre han predicado que quien te paraliza o acelera el corazón, quien te pone a temblar de pies a cabeza, quien debilita tus venas y sentidos, no es –para nada– tu amor eterno. Ése es quien no te propicia agitación, ansiedad o miedo, mucho menos dolor, incertidumbre o tristeza. Tu alma gemela –o varias de ellas– pueden llegar de muchos lugares, en ciertas formas y en diferentes intensidades: tumbando paredes, arrancando pisos y sacudiendo el alma –es cierto– pero aquella persona en quien te reflejas y viceversa, sólo puede ser la que arriba a tu vida en paz, con ternura, paciencia y la única intención de amar.
Las diferencias entre todas las parejas que tendrás a lo largo de tu vida no se reducen a lo que les gusta, lo que anhelan o lo que te aportan, sino a la conexión –más allá de lo terrenal– que formarás con cada una. Tal vez la Real Academia Española no se equivocó al definir el amor como un sentimiento intenso del ser humano que partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. De hecho, la mayoría ha acogido –de manera consciente o inconsciente– esta definición como la absoluta. Para muchas parejas “sufrir por amor” es completamente aceptable y hasta habitual; es verdad, la miel se termina y la perfección se disipa con el paso del tiempo en cualquier relación, pero eso no significa que el dolor, la indiferencia y la violencia deban aparecer (por lo menos no cuando se trata del amor de tu vida).
Tu amor verdadero te inspirará a ser una mejor persona, pero tu alma gemela te romperá el corazón para que te conviertas en alguien mejor. Cuando encuentres con quien pasar el resto de tu vida aprenderás que esa persona es quien impide que la realidad te sofoque; en cambio, tu alma gemela es quien en algún momento sentirás que te ahoga y por ello –en algún punto– te verás en la necesidad de escapar de ella.
Es verdad que tu alma gemela te hará vibrar como nunca antes lo has sentido; no obstante, muchas cosas en la vida podrían provocarte tal emoción. El amor es único, no se intenta, no se busca ni se demanda; se siente, encuentra y recibe sin prejuicios ni pretextos. Así que cuando encuentres a tu “otra mitad” no dejarás de sentirte arropado, conmovido y hasta agobiado por un montón de sentimientos, pero cuando te topes con el amor de tu vida desearás una sola cosa: pasar el resto de tus días a su lado.
La compatibilidad y conexión entre uno y otro también son muy diferentes. Mientras aquella persona que te lleva a reaccionar como ninguna otra, también te hace sufrir como jamás lo imaginaste, el amor de tu vida jamás permitirá y mucho menos provocará que padezcas. Tu alma gemela se cruzará en tu camino para –en primer lugar– alejarte de la soledad, para ayudarte a conocerte más y mejor a ti mismo y empujarte a crecer como ser humano, en todos los sentidos. Esa persona es tu espejo y tú eres el suyo; lo que amas en el otro es lo que admiras en ti y lo que no soportas del mismo es lo que odias de ti. Por ello, la relación con tu alma gemela tiene una fecha de caducidad; nadie soporta tanta verdad, nadie se siente cómodo al mirar todos sus defectos en un espejo.
El amor, la pasión y atracción entre almas gemelas es radical, así como su final. Esa persona con quien compartes tantos pensamientos, gustos e intereses no es con quien encontrarás el lazo perpetuo, pero si es quien te llevará hacia los brazos del amor de tu vida. En ese hombre o esa mujer descubrirás que quien te ama no te deja ir para comprobar si fuiste suyo, entenderás que la inmortalidad existe y que las heridas no son necesarias para aprender ninguna lección.
El amor de tu vida jamás dudará de ti, mucho menos de lo que quiere contigo. Será sencillo, involuntario y evidente saberte y sentirte acompañado de forma incondicional por esa emoción eterna y etérea. Es obvio que habrá discusiones, desacuerdos y malentendidos, pero nada trascenderá más allá de la intención de conocerse y comprenderse entre ambos para mejorar juntos. Con él o ella serás simplemente tú, sin disfraces, mentiras ni apariencias. Mientras tu alma gemela te incitará a cambiar para cumplir todas y cada una de sus expectativas, el amor de tu vida se volverá tu mejor amigo, familia, pareja y mejor amante, para nunca hacerte sentir insuficiente o inseguro.
Con tu alma gemela pasarás momentos inolvidables, tal vez vivirás experiencias que jamás experimentarás con el amor de tu vida; pero nunca serán capaces de compartir los momentos más importantes para ambos sin sentirse presionados, ansiosos, juzgados, asfixiados o, por el contrario, ignorados o abandonados. El amor de tu vida será tan honesto, transparente y real, que no necesitarás de nada más que de su presencia para sentirte en paz, pleno y rodeado de una calidez recíproca. Sus palabras se empalmarán, sus ideas se fusionarán en una sola y su sentido del humor se reirá a la par, ninguno necesitará esforzarse porque siempre le encontrarán sentido al hecho de estar juntos.
Cuando el amor de tu vida y tú se enamoren no habrá pasos hacia atrás, dudas que repensar ni tiempos para distanciarse. Cada uno de los problemas personales o entre ambos, los acercarán más; sus historias individuales y juntos estarán basadas en el amor que se tienen, pero nunca en el miedo. No tendrán que contestar ni hacer ninguna pregunta, pues con sólo mirarse sabrán que no existe nadie más en este mundo a quien puedan llamar el amor de su vida.
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